Como ustedes conocen, este año se acordaron de mí para formar parte del jurado que otorgó el III Premio de Periodismo Taurino Manuel Ramírez, al escritor Mario Vargas Llosa. Este jurado es itinerante, esto es, que lo cambian todos los años, con lo que no tendré el honor de repetir. Según su patrocinador, D. José Moya, presidente de la empresa PERSAN, esto es así porque si no rota el jurado, al final se creen que mandan ellos en vez de PERSAN. Sabio razonamiento.
Como miembro irrepetible del jurado, tuve el placer de asistir al tentadero que en honor del premiado organizó el Sr. Moya en su finca de El Parralejo. Coincide que esta finca había sido antes de uno de los hijos del dictador Trujillo, que es un personaje básico en la novela «La Fiesta del Chivo», de nuestro galardonado escritor. Nos impresionó la naturalidad y sencillez de este narrador capaz de fabular de manera extraordinaria, a veces desde la realidad y en otras ocasiones construyendo universos exclusivos, con un estilo impecable.
Tentó Finito de Córdoba que, desposeído de las incertidumbres que tiene ante el toro, es un torero cabal, profundo y artista, por lo que verlo torear es un placer. Se tentaron tres vacas y un novillote, que irá para semental. Tan bueno era que hasta el maestro Dávila Miura, también miembro irrepetible de este jurado y retirado, como ustedes saben, se tiró al ruedo vestido de particular y dibujó, ya con el novillo agotado, dos tandas con su añorado estilo de largo. Le devolvió los trastos a Finito con un agradecido: Juan “esta muleta torea sola”.
Si agradable fue la velada taurina, aun mejor fue el agasajo posterior, y siguiendo el refrán “al invitado primero por ruín que sea” todos los invitados gozamos de la espléndida hospitalidad de nuestros anfitriones. Sí puedo decir que disfruté de la conversación de Finito casi más que de su faena taurina. Ya saben que cuando coincido con profesionales suelo escuchar más que hablar. La exposición que hizo Juan Serrano sobre la desunión de la profesión, con todo lujo de sucedidos y razonamientos, fue espectacular. A ella se añadieron, con la misma autenticidad, el maestro Dávila Miura y el ganadero Borja Domecq. Un lujo de debate.
Por la noche entrega de premios en la casa de ABC de Sevilla. Les dejo enlazada la noticia. Lo que más me gusta de esta celebración es la cantidad de gente del toro que asiste a ella.
Lástima que es efímero este placer de ser jurado de un extraordinario premio.