Esta semana he colaborado como jurado en el fallo de dos premios relacionados con el toro.
Ser juez (de verdad) es una de las actividades más difíciles que existen. Decidir sobre el futuro de las personas no debe de ser fácil. Dejar a un individuo en la cárcel varios días por indicios o soltarlo, con el consiguiente peligro de fuga o reincidencia, es una decisión harto complicada. Tengo una amiga que estuvo varios años de primera instancia e instrucción en Cádiz y temía estar de guardia los días de levante por los enrevesados episodios que se sucedían. Los propios jueces deportivos, en otra escala, como los del futbol, tienen que decidir el resultado de las jugadas en décimas de segundo, y no digamos los líneas, que para decidir sobre los fueras de juego, tienen que estar mirando a dos sitios al mismo tiempo. No me explico cómo lo hacen.
Pero colaborar como jurado de un premio taurino es mucho más trivial, y , por supuesto, mucho más divertido. El primero en el que participé fue en la concesión al premio al toro más bravo de la pasada Feria, que otorga la Tertulia Los 40, que preside D. Ignacio Sánchez-Ibargüen Benjumea. Allí, en su magnifica sede, reúnen a un jurado con representantes de muchos estamentos taurinos. Matadores como Dávila Miura, ganaderos como Antonio Navarro o Javier Buendía, veedores como el Vito, apoderados como Rafael Moreno, etc. Mi presencia supongo que estaba por el estamento de los aficionados. Los miembros de la tertulia dejan hablar, mientras el secretario Miguel Valdivia va anotando. Afortunadamente pudimos hablar de varios toros: el sardo de Miura de El Fundi, el quinto de El Pilar de Castella, el quinto del Conde de la Maza de Oliva Soto, el de La Ventana del Puerto de El Cid y los de Torrealta y El Ventorrillo de El Juli. Al final el premio se otorgó a «Limpiado», del Conde de la Maza, toro bravo, con su genio y encastado, con el que Oliva Soto hizo la faena más emocionante de la Feria. Tengo que decir que era mi primera elección, y me alegré de que varios de los profesionales también lo pensaran. Ya titulamos nuestro artículo sobre esa corrida con un convencido «Todo tiene importancia cuando hay toro».
El segundo jurado con el que colaboré fue el del III premio periodístico taurino Manuel Ramirez, que concede ABC de Sevilla con la colaboración de PERSAN. La dirección de ABC me deja coordinar este blog, e incluso publica en su edición escrita los comentarios de las corridas de Feria, pensando que sé escribir, y este año ha querido que sea miembro de este jurado pensando, además, que sé de toros. Mientras piensen así, podré seguir disfrutando de más cosas relacionadas con este apasionante mundo del toro, así que por mí, encantado. Como sabrán ustedes el fallo recayó en un delicioso artículo de Mario Vargas Llosa, que les dejo enlazado, y que se publicó en El País el pasado mes de abril. También les voy a dejar enlazado otro muy original, del cardiólogo Luis Pastor que también me gustó mucho.
Agradezco a los organizadores que se hayan acordado de mí para estos jurados y doy la enhorabuena a los premiados. He aprendido mucho de esta curiosa forma de hablar de toros colaborando como miembro de un jurado. Lo de ser premiado debe ser ya lo máximo.