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Canal + ha televisado para sus abonados al canal taurino, las corridas vespertinas de la Feria de La Vendimia de Nimes. Carteles novedosos muy del estilo del Sr. Casas. El viernes seis matadores con seis toros de distintas ganaderías, un mano a mano Juli Manzanares el sábado y otro mano a mano con Miuras el domingo.
A pesar de que entre los matadores del viernes estaban toreros de la solvencia de El Juli, Manzanares, Perera o Talavante y seis toros de esos que dicen de garantías, poco vimos. Un buen toro de Daniel Ruiz, una media de El Juli y una buena faena de Perera, plena de poderío y algo menos atosigante de las que nos tiene acostumbrados.
Si los mano a mano deben de entenderse como competencia entre matadores, el del sábado lo ganó Manzanares, que después de cortar dos orejas en su primero, compuso al último la mejor faena que le hemos visto este año. Plena de armonía y plasticidad, un regalo para los ojos. Después de otra estocada perfecta, cortó el rabo.
De la preciosa e impresionante corrida de Miura sólo pudimos disfrutar de tres toros, pero qué emoción. Los tres primeros flaquearon de manos, algo que parecía ya superado en esta temporada, pero en los tres últimos se vivieron momentos muy emotivos. Robleño, que había matado a su primero de forma superior, se la jugó en el quinto. Un miura de los de verdad, con poder, transmisión y enterándose de todo. De esos que decía Belmonte que llevaban una persona dentro. Faena que te deja la garganta seca de miedo, aun viéndolo por televisión.
El sexto tomó cuatro puyazos, el tercero muy de largo y el cuarto desde la otra punta del coliseo de donde se había hecho salir al otro picador. Un espectáculo Tito Sandoval montando y citando, para recuperar una suerte de varas casi perdida por la falta de bravura y poder del toro actual. Bravo el miura. Los banderilleros de Castaño han montado su particular espectáculo, esta vez un poco sobreactuado en el cuarto con recortes y galleos más propios de matador que de subalterno. Sánchez se la ha jugado siempre y Adalid quiso parear al quiebro, pero el miura no tragó el engaño y lo lanzó contra las tablas donde le perdonó la vida y le dejó una cornada en el gemelo. No contento con eso salió otra vez a parear y volvió a ser atropellado porque ya sabemos lo que recortan y aprenden los miuras en banderillas. Hay que quitarse el sombrero con estos hombres. Le deseamos una pronta y completa recuperación. Emoción a raudales para terminar.