Pensaba que la corrida conmemorativa del 75º aniversario de la muerte de Manolete en Linares era la más importante de la temporada. Otra vez los Miuras allí y Rafaelíllo, Morante de la Puebla y Curro Díaz para honrar su memoria. Había que estar allí, a pesar de los más de 800 km. y las casi ocho horas de conducción. Cuando hay una esperanza se hacen estos esfuerzos. Comida con amigos aficionados que venían de otros lugares, sobremesa, banda de música tocando “Manolete” camino de la plaza y calor asfixiante fuera y, sobre todo, dentro de una plaza de toros que llenó la Sombra más de la mitad del Sol. El gesto de una figura como Morante de anunciarse con miuras en esta plaza merecía cualquier esfuerzo.
Ya comiendo nos enteramos que habían echado cuatro miuras para atrás. Después la cosa quedó en que vimos cinco miuras y un cuvillo. Miura está lidiando mucho este año y estamos viendo unos toros que no habíamos visto antes en esta ganadería. Toros chicos, de poco peso, incluso bajos. El segundo de ayer no era presentable ni en plaza de tercera. Después su comportamiento sigue siendo el conocido: desconfiados, enterándose de todo, dejándose uno y pegando un cabezazo en el siguiente, lo conocido. El primero de Rafaelillo fue un toro grandón y tan débil en los primeros tercios que parecía que iba a ser devuelto. Pero después aguantó toda la faena, a media altura, y muy meritoria en un profesional que se conoce este encaste de sobra. Una buena estocada y primera oreja. Su segundo fue un bonito toro de Núñez del Cuvillo que remendaba la miurada. El torero, que ha debido de verse en pocas delante de un toro tan noble y obediente, le hizo una faena en Rafaelillo. Pinchazo, estocada y oreja.
El primero de Curro Díaz era un sardo bajo, serio, complicado y con malas intenciones. Intentó torearlo con temple al principio, pero el toro no se dejaba, y acabó fajándose con él en una faena meritoria. Estocada baja y oreja. El que cerraba plaza, ya a media luz, era chico y tampoco tenía muy buenas intenciones, aunque repetía la embestida codicioso. Otra faena de mérito de Curro Díaz, culminada con una estocada tendida, espera sentado en el estribo, y descabello. Otra oreja.
Morante ha debido pasar una de las peores tardes de su carrera. Ni los toros ayudaron nada ni él ayudó a los toros. Su primero, chico y bajo, tenía, como dice el diccionario “aviesas intenciones”. Morante salió con la espada de verdad y el miura le duró seis machetazos dejándose topar la muleta. No se dio ninguna coba. Bronca antes de entrar a matar y gran bronca después. Su segundo le duró un poco más. Incluso intentó un par de muletazos, pero viendo que era imposible porque el toro no pasaba, abrevió, también llevaba la espada de matar. Estocada y sanseacabó. Por cierto, la cuadrilla de Morante pasó un mal rato con este toro, incluso ya estoqueado.
PD. Ahora que lo pienso, estos dos últimos domingos he visto lidiar 11 miuras y les han cortado oreja a 9 de ellos. No debe estar la cosa tan mal.