El viernes comenzaba el ciclo de San Miguel con una novillada de abono, pero no una novillada cualquiera, sino la que se anunciaba como la novillada de los triunfadores de la temporada. Para los agraciados: Rafael Cerro, Tomás Angulo y Gonzalo Caballero, se trajo una muy bien presentada novillada de Juan Pedro Domecq, que en general resultó vacía, sin fuerzas, ni casta, ni raza. Salvo el último novillo y, en menor medida el anterior, los toros comerciales que quieren las figuras hicieron fracasar a los novilleros.
De la tarde sólo recordamos un estoconazo de Angulo a su primero y una gran estocada a su segundo, los aires a “Chamaco” que se da Caballero, la magnifica lidia de “El Suso” y los buenos pares de Curro Robles. No mucho para la novillada de los triunfadores. La presidencia, que debió devolver algunos de los inválidos que salieron al ruedo, concedió una oreja con muy poca fuerza a Caballero en el último que no pasará a la historia.
Creo que lo novilleros, y más si son los triunfadores, deberían de apretar más si quieren llegar a algo en esto. O el que aprieta no sabe o el que sabe no aprieta, pero esto no va.
En otro orden de cosas, después de la novillada estuvimos en el Club Pineda, donde en un acto íntimo de homenaje a Pepe Luis Vázquez, organizado por Ignacio de Cossío, le entregó la última oreja de su carrera cortada recientemente en Utrera y que había recogido este periodista. Pepe Luis estuvo “sembrao” en sus palabras de agradecimiento.
Después nos enteramos de que Manzanares se resiente de la mano y que es dudoso para el mano a mano del domingo. Espero que la empresa tenga un plan B por si no viene, y que este sea del gusto de los aficionados.