Estos días de farolillos acude a la Maestranza gente de lo más variopinta y muchos de los abonados habituales dejan las entradas a amigos, acreedores o compromisos. Ayer, hablar con este público menos habitual ha sido, quizás, lo más entretenido de la tarde. Además, los que vienen de la Feria con “media en las agujas”, también tienen su gracia. En los tres primeros toros no ha dejado de llover, y ya se sabe lo insoportable que son los toros en Sevilla lloviendo, y más si ni toros ni matadores ponen de su parte. Después escampó y ya pudimos ver mejor lo que pasaba en el ruedo.
La corrida del Muermo de San Lorenzo ha salido como la del año pasado, flojita (dos de ellos han sido devueltos) y descastada, aunque alguno ha embestido con cierta nobleza. A Ponce le han devuelto sus dos toros titulares y eso ha debido de descentrarle. No ha dicho nada con su primero y con su segundo, un sobrero de Toros de la Plata, altón y deslucido, ha pegado un petardo con la espada impropio de una máxima figura del toreo. Todos hemos visto las condiciones del toro, pero de ahí a pegarle un sablazo impresentable en los costillares, entrar a matar corriendo desde su casa y andar descompuesto con él, va un abismo. La trayectoria de Enrique Ponce no merece que se le pite en Sevilla. Usted sabrá lo que hace con ella, maestro.
A El Cid lo hemos visto mejor que los días atrás. Lo ha intentado con su primero sin rayar a su altura. Con su segundo, el que ha tenido más nobleza del encierro (el único de La Ventana del Puerto), toreó demasiado ligero y sin su característico temple, pero el público estuvo muy cariñoso con él, incluso animándolo. La estocada cayó muy baja para la oreja.
A Talavante lo hemos encontrado otra vez triste. Su primero era manso y se rajó pronto y con el último casi ni lo intentó. A esas alturas de la tarde estábamos ya desesperados.
Después de lo que hemos visto días atrás con El Juli y Manzanares peleando con sus mejores armas el cetro de la Feria, lo de ayer queda para el olvido. Hoy tenemos la corrida de Alcurrucén, con ausencia de figuras. A ver si esta “segunda fila” del toreo empuja lo suficiente y recuperamos la alegría de las tardes de toros de la Feria. Y sin más agua, por favor.