A estas alturas no voy a hablar de las virtudes toreras de Pepín Martín Vázquez porque durante estos días ya se ha escrito mucho y bien de ellas. Sólo quería recordar al que fue un gran torero que reunía, además, muchas de las virtudes que faltan hoy en la Fiesta, como discreción y señorío, frente a este grupo de mediáticos que se deja pasar la mano por el hombro por cualquiera.
Toda la familia Martín Vázquez fue muy amiga de la mía. Mi padre hablaba poco de toreros y mucho de toros, pero de Pepín Martín Vázquez sólo le oí hablar maravillas como torero y, sobre todo, como persona. Yo he mantenido la relación con sus hijas Beatriz y Valle y, desde aquí, también les quería mandar un cariñoso recuerdo.
Descanse en paz.