El Cortijo de la Sierra está entre los límites provinciales de Sevilla y Cádiz, los dos sitios en que dividía el mundo Fernando Villalón. El Cortijo de la Sierra guarda para mí entrañables recuerdos de infancia y juventud. Mi padre llevaba la ganadería de D. Fernando de la Cámara y, como no le gustaba viajar solo, me llevaba con él al campo. Allí he visto infinidad de tentaderos, sentado en un taburete alto en el burladero con mi padre y D. Fernando, callado y escuchando las incidencias de la faena, supongo que me fui haciendo el gusto de aficionado.
El otro día tentaron allí, Pepe Luis Vázquez y Morante de la Puebla, y la hija de D. Fernando, y actual ganadera, Rocío de la Cámara, sabiendo de mis gustos de aficionado me avisó con tiempo suficiente para poderme organizar y gozar de un día inmejorable. Ahora mismo me dan a elegir dos toreros para ver un tentadero y me quedo con esos dos. De los toreros actuales, Morante, junto con José Tomás, Talavante y Roca Rey, son los únicos que ofrecen algo verdaderamente distinto, y, junto con los toros de Miura, de los pocos que me hacen viajar hoy día, a ver una corrida lejos de Sevilla.
Pepe Luis es la naturalidad, lo mismo habla que torea, todo con él parece fácil. Si no llegó más lejos fue por su natural falta de ambición. No necesitaba llegar más lejos, lo natural era quedarse ahí, dejando públicos embobados con su facilidad torera, y diciendo: “hasta la próxima”. No ha perdido ni un ápice de torería y da gusto verlo torear de capote y muleta. Con esas medias, que son más bien cuarto y mitad, esos naturales y esos adornos únicos.
Morante es quizás el único torero que nos quede de los que llamamos “artistas”. Desde la retirada de Curro, nadie se nombró tanto como él para ocupar su sitio. Es, además, un torero estudioso de lo antiguo, sobre todo de la Edad de Oro del toreo. Gran admirador de Joselito el Gallo como torero total. Dice que sólo hay que leer “El arte de birlibirloque” de José Bergamín, para darse cuenta que Gallito fue el torero más grande. Sin ir más lejos este año se ha confeccionado dos trajes de luces basados en fotos de los de Joselito. El del Domingo de Resurrección en Sevilla era uno de ellos.
Morante es un tipo genial dentro y fuera del ruedo. Aprovecha los tentaderos para intentar quites novedosos o desusados. El que intentó en el Cortijo de la Sierra no le salió como quería, pero volverá a intentarlo. En un video le hemos visto hacer el olvidado “Galleo de bu” de Joselito con el capote a la espalda, y en la tertulia posterior le preguntamos si era posible vérselo hacer a un toro y de luces. Comentó que se necesitaba un toro con tranco y recorrido, porque tendría que sacarlo él así del caballo, recortarlo tres o cuatro veces, que también necesitaba unas buenas piernas para ello, y que no siempre las tenía. Si es capaz de hacerle eso a un toro pone la plaza bocabajo y sería el quite, no ya de la temporada, sino de varias temporadas.
A veces, lo mejor de los tentaderos viene después, en la tertulia posterior. En este caso, la reunión posterior estuvo a la altura de la faena campera. Rocío de la Cámara es una magnífica anfitriona, y el Cortijo de la Sierra, un lugar excelente para debatir del presente y el futuro de los toros, de las ganaderías y de sus dificultades. Si a esto añadimos el nivel de los interlocutores, miel sobre hojuelas En definitiva un día inolvidable, de los que se repiten rara vez y que me hizo evocar ni niñez y juventud cuando uno se iba formando el criterio de aficionado. Sólo nos queda agradecer la velada a la ganadera y desearle la mejor de las suertes para la temporada venidera.