Las novilladas sin caballos de este año han resultado un éxito rotundo de público. Una gran noticia. Para la nocturna del jueves, ya metidos en el mes de agosto, hubo largas colas desde que abrieron las taquillas, resultando que tanto los tendidos como las gradas de sol estaban llenos y los tendidos de sombra también, siendo más flojita de entradas en sus gradas. Mucha gente joven, pertrechados de viandas para pasar la noche en buena compañía de amigos o familia. Se ha dado con la tecla de horario y precios a lo que han contribuido los jóvenes novilleros aportando ilusión a los aficionados. La empresa ha tomado buena nota y plantea las novilladas de septiembre con el mismo horario.
La final también resultó interesante y entretenida. León disfrutó del mejor lote, un gran primero al que toreó bien y mató mal y un segundo al que no entendió bien y mató peor. Pavón, por el contrario tuvo peor material, pero también mató mal. Lama de Góngora es un torero distinto, de los que dicen que tiene el duro. Si ya nos encantó con los novillos buenos, el jueves con los menos buenos también estuvo superior. Lidiando, queriendo hacer las cosas bien, sin dejar tropezar los engaños, despacio. Si la noche no tuvo la apoteosis de la anterior, sí demostró que este torero lo es con el bueno y con el malo y deja intactas las esperanzas en él depositadas.
Insistimos en la necesidad de que en las escuelas taurinas entrenen mucho más la suerte suprema. Entendemos que es lo más difícil de enseñar y de aprender, pero no es de recibo que novilleros que todo parecen hacerlo bien, a la hora de matar pinchen de mala manera y feas formas y no ya estocadadas bajas, sino en los mismos sótanos o en el cuello. Esto hay que mejorarlo.
La única nota discordante la pusieron algunos miembros de los equipos de seguridad, revisando en la Puerta del Príncipe las viandas de los espectadores y haciendo quitar a varias señoras los tapones de las botellitas de agua ¡Señores, un poco de cabeza! Para una vez que se da con la tecla no vayan ustedes a matar la gallina de los huevos de oro otra vez. Las cervezas las llevamos para beberlas no se las vamos a tirar a nadie.