Acorde con los tiempos de crisis, Victorino ha mandado un encierro muy pobre, varios toros sin fuerza y el último incluso devuelto. La corrida ha estado justita de presentación, incluso comentaban antes de empezar que habían tenido que traer cuatro toros más por la mañana, aunque la cartelería expuesta no decía hoy nada de reses rechazadas. Este ganadero conoce su camada a la perfección y buscando una respuesta al encierro de plaza de segunda que ha traído, decía un vecino que mandaba los toros en función de lo que le pagaban por ellos. Yo no creo que eso sea así, Victorino tiene la suficiente categoría para elegir 6 buenos toros para Sevilla y pedir por ellos lo que estime justo, y si no se lo dan, pues no venir. Debemos de pensar que, en este caso, el ganadero se ha equivocado.
La corrida solo ha dejado para el recuerdo unas verónicas soberbias de Morante en el recibo de su último toro y algunos naturales largos y templados del Cid a su segundo. Ya han tenido que servir poco los toros para que El Cid, especialista de este encaste solo haya podido dar media docena de pases buenos en tres toros.
Morante ha estado activo y en buena forma, muy animoso, quizás demasiado, porque en su último toro se le ha visto acelerado, sin cruzarse ni pisar los terrenos que él pisa cuando emociona su toreo.
Seguimos con la suerte de cara en lo referente a las cornadas, porque a El Cid el último Victorino, que era el más parecido a la famosa alimaña, lo volteó e hizo por él en el suelo, y por fortuna parece que no lo caló, pero, eso sí se llevó un buen golpe en el pecho.
Hoy también hemos tenido un detalle poco taurino al arrojar alguien desde el callejón una lata de Cocacola para hacer un pretendido quite a un peón en apuros, precisamente a “Lili”, el peón de la rasta.
En resumen: una gran decepción para la corrida más esperada del abono y de la que llevábamos hablando desde que se anunció el pasado mes de diciembre.