Otro año más, la dirección de ABC de Sevilla ha querido completar su ya extensa y magnifica información taurina, con las opiniones de un grupo de aficionado del Tendido 2. Como ya conocen los asiduos, ni somos profesionales del toro ni de la prensa, de forma que ustedes disimulen.
El día amaneció absolutamente en contra de lo que debe ser un día de toros. Lluvioso y ventoso, y así se ha mantenido. A la hora de la corrida llovía a modo, pero, una vez quitada la cubierta, el piso estaba bien, los toreros necesitados y el presidente condescendiente, de forma que se echó la tarde para adelante y nos mojamos durante todos los toros. Si hay una cosa incómoda es un tendido lloviendo. Además el viento y el frío ayudaban a crear ambiente. Así es muy difícil que se de una buena corrida de toros.
La corrida de Manuel y Antonio Tornay ha estado desigualmente presentada. Frente a algún toro bonito, había otros más feos y cornalones, eso sí, toda ella muy seria por delante. Su comportamiento ha contribuido al fracaso de la tarde. Faltos de casta, varios han perdido las manos, y embistiendo con la cara arriba, el que ha querido embestir algo, que han sido los menos y muy parada. Imposible el lucimiento. Los que criticaron la inclusión de este hierro en la Feria han acertado.
Los toreros, cada uno en su estilo, han procurado agradar, pero el material era poco propicio. Esaú Fernández ha estado muy seguro toda la tarde, pero se ha topado con dos toros a contra estilo y aunque el público lo ha animado, poco ha podido hacer con lucimiento. Ver torear a Jiménez Fortes siempre da miedo. La sensación de de vulnerabilidad que tiene, hace que su quehacer tenga ese punto de emoción que le faltó a sus toros. Un quite con el capote a la espalda y las varias coladas que ha aguantado, han llevado el miedo a los tendidos. Pero alargó demasiado sus faenas. Pecado que también cometió Borja Jiménez en su afán de agradar.
En resumen, agua, frío y viento no son para tardes de toros.