Dicen los taurinos que hay orejas que le dan al matador para comprarse dos cortijos y comentaban mis vecinos que esta que cortó ayer Curro Díaz no creen que le de para comprarse más allá de una maceta. A mi la faena tampoco me acabó de convencer, codillera, demasiado pico y poco mando, eso sí muy pinturera. Al final vino el volteretón con una fea caída sobre el cuello, un sartenazo en los costillares y una estocada. Premio excesivo el de una oreja, que sabe a trofeo en tiempos de crisis.
También comentaban por el tendido que este torero necesitaba un pase por la peluquería. No es de recibo presentarse así en Sevilla, con esa melena antitaurina. Yo no entiendo a esos matadores que se quieren diferenciar de los demás por la estética en vez de por su toreo.
Esta corrida del sábado antes de la semana de preferia, que es un día para meter una corrida con calzador, en la teníamos pocas esperanzas, ha resultado finalmente interesante. Aunque han manseado, sobre todo primero y quinto, los toros de Pereda y la Dehesilla, han mantenido el interés, con dos toros, segundo y tercero, que quizás hubieran merecido mejor resultado.
Abellán y Cesar Girón han estado muy dispuestos. Abellán pudo tocar pelo en su primero, pero le falta de ligazón de la faena y, además, los chillidos de su subalterno Jaro, jaleando todo lo que hacía el maestro, le quitaron importancia. Por cierto, este torero debería saber que un quite mediocre, como el que hizo Cesar Girón a su primer toro, no merece un quite de réplica.
Girón estuvo firme con el tercero, toro algo incierto, y le dio pases largos, ayudado por lo retrasada que pone la pierna de salida. Lo vi muy dispuesto y toreando sin aspavientos, pero no pudo rematar.