Como ustedes conocen la Hermandad de La Macarena y la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías de la Universidad de Sevilla, habían programado para este año de centenario de la muerte de Gallito diversos actos. Ver artículo es este sitio.
Cuando sólo se había podido celebrar la primera mesa redonda, la pandemia, el confinamiento y la nueva normalidad, hicieron que todos los actos programados quedaran suspendidos. La gran exposición es imposible retomarla este año, y se está estudiando hacerla el año 2021, si fuera posible. Ahora se retoman dos mesas redondas, y, lo principal, se fija en el 26 de nociembre la fecha de inauguración de monumento a Gallito que se eregirá en la Plaza de la Esperanza Macarena, y que quedará para la posteridad.
Los actos programados para el 2020 son los siguientes:
22 de octubre, 20:30 horas, Caja Rural del Sur, C/ Murillo. Mesa redonda «Joselito y el Toro», con los ganaderos Eduardo y Antonio Miura, Carlos Urquijo y Luis Rufino, moderados por Álvaro Acevedo.
12 de noviembre, 20:00 horas, Salón Colón de Ayuntamiento de Sevilla. Presentción de la reedición del libro «Joselito el Gallo, rey de los toreros«, intervendrán su autor Paco Aguado y Juan Carlos Gil.
26 de noviembre, Plaza de la Esperanza Macarena, inauguración de la estatua de Gallito, obra de Manuel Martín Nieto.
Les dejo la nota de prensa con todos los detalles.
La versión familiar que tenemos de José Gómez Ortega viene aportada, fundamentalmente, por mi prima María Dolores Sánchez-Mejías, nieta por línea paterna de Ignacio Sánchez Mejías. Como es sabido Ignacio estaba casado con la hermana de José, Dolores, la abuela Mami para toda la familia. María Dolores vivió toda su vida con la abuela Mami, que afortunadamente fue muy longeva, y con su genial hermano Rafael El Gallo. Ella es la fuente en la que confiamos para escribir estas palabras acerca de José.
Los Ortega fueron una familia numerosa, no de seis, sino de siete hermanos. Los tres menores eran Rita, Dolores y José. Desgraciadamente Rita murió con año y medio, quedando descolgados y más unidos los dos últimos. Está unión se expresó de distinta forma en vida de José, por ejemplo, la debilidad por su primer sobrino José Ignacio, y a su muerte José la dejó mejorada en la herencia respecto de sus hermanos. Mami la única foto que tuvo siempre sobre su mesilla de noche fue la de su hermano, ni la de su marido ni la de sus hijos.
La familia Ortega fue más pobre de lo que se ha escrito. A la muerte del padre, volvieron a mudarse a Sevilla desde Gelves, y tuvieron que vivir tan estrechamente que llegaron a dormir los seis hermanos en el mismo colchón. Ya con Rafael El Gallo toreando y, sobre todo, con la irrupción de Joselito, que empezó a ganar dinero desde muy joven, las cosas cambiaron. José tuvo siempre debilidad por la familia, siempre cuidó de todos los hermanos y tenía adoración por su madre. En la casa compartida de Sevilla, la administración se la iban turnando Rafael y José. Contaba Mami que durante el mes del genial Rafael todo era improvisación, mientras que en el mes de José, todo era orden, con las alacenas bien surtidas y las comidas a sus horas.
Lo que sí nos ha llamado la atención a la familia, es la insistente argumentación pública sobre la taciturna forma de ser de José, y su estado de frustración que algunos incluso tildan de depresivo. Para nosotros todas estas afirmaciones no tienen base real, no están contrastadas y carecen de sentido. La abuela Mami y el tío Rafael comentaban todo lo contrario. Además de lo inteligente que fue dentro y fuera de los ruedos, decían cosas de José que bien pudieran desmentir la idea que se tiene de él de que era un torero casi asceta, dedicado exclusivamente al toro. José era una persona divertida, le encantaban los deportes y la caza, y también tenía debilidad por las mujeres, frecuentando fiestas y saraos. De las crónicas y escritos de su estancia en El Perú en su último año, podemos leer las fiestas y eventos a los asistió, siempre risueño. Mami lo recordaba alegre y jovial. Los supuestos problemas de sus últimos tiempos, como los derivados de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, estaban resueltos (el desgraciado día de su muerte se estaba celebrando una novillada en La Monumental). También se había resuelto lo de su noviazgo con Guadalupe de Pablo Romero, habiéndose acordado el enlace con una serie de duras condiciones. Algunas entrevistas al propio José y algún escrito de Muñoz y Pabón, así parecen indicarlo. No tenía motivos para esas tristezas que leemos por ahí.
Su hermana decía que la única vez que lo vio realmente triste fue cuando la enfermedad y la muerte de su madre. Pero ¿Quién no ha estado triste por la muerte de una madre? Por lo que contaba Mami, al que le afectó muchísimo la muerte de José, fue su marido Ignacio. Siendo como era la personalidad de Ignacio que se enfrentó a todo y a todos, tardaron mucho, y con mucho esfuerzo, en sacarlo de la tristeza por la muerte de su cuñado, maestro y amigo José, que tuvo que presenciar en el ruedo como compañero de cartel.
También afirmamos que es impensable que José no se hablara con su hermano Rafael, como hemos leído en más de una ocasión. Rafael siempre se llevó bien con José y hablaba maravillas de su hermano. Nunca se le oyó decir nada malo de él, nunca, sino todo lo contrario. Una cosa es que José no quisiera torear con él después de organizarle las corridas de despedida, no fueran a pensar que se había querido aprovechar del público, porque tenía mucho amor propio José, y otra muy diferente que no se hablaran. La familia Ortega, además de estar muy unida, se querían muchísimo entre ellos.
En el terreno religioso, José fue muy creyente y practicante, sintiendo especial devoción por la Esperanza Macarena, Fue miembro de su Junta de Gobierno y salió muchos años acompañándola en la “madrugá”. Hace poco, la hermandad recibió la donación de su túnica y zapatillas por parte de los nietos de Ignacio Sánchez Mejías por línea materna, Recasens Sánchez-Mejías, uno de los cuales había procesionado con la misma en años anteriores. La revolución estética de esta hermandad, y por ende, la de toda la Semana Santa sevillana, es en parte debida a Joselito El Gallo, que financió con generosidad todas las geniales ideas que surgían del diseñador Juan Manuel Rodríguez Ojeda. José regaló a su Esperanza esas cinco mariquillas de cristal de roca verde, que son el símbolo de esta universal imagen y que la diferencian de cualquier otra por muy de lejos que la veamos.
Este año 2020, que se cumple el centenario de la muerte de José, la Hermandad, que vistió de riguroso luto a su Esperanza para sus funerales, va a saldar una deuda que Sevilla tenía con Gallito, un torero imperdonablemente olvidado por los sevillanos, y erigirá un precioso monumento junto a la Basílica. Por ello que le damos las gracias de todo corazón por esta iniciativa.
Esta mañana se han presentado en la Casa Hermandad de La Macarena los actos organizados por la Hermandad y por la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías de la Universidad de Sevilla, para conmemorar el centenario de la muerte de Joselito el Gallo, con su correspondiente cartel y su logotipo.
El Hermano Mayor de La Macarena, D. José Antonio Fernández Cabrero, indicó que son un acto de justicia de la Hermandad con José, que la estética actual de Macarena no se entendería sin la participación de Rodríguez Ojeda y de José, que, además fue miembro de la junta de gobierno durante varios años, y uno de los mayores benefactores de la misma. También animó a los hermanos y a toda la ciudadanía de Sevilla a participar en los actos.
El director de la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías, D. Juan Carlos Gil, presento el cartel, el logo y los actos. El cartel es un cuadro de Tico de la Rosa, que encarna el espíritu rompedor y vanguardista de Joselito El Gallo, que quiere expresar la revolución que introdujo Gallito en el mundo del toro.
El logotipo está diseñado por Ignacio Sabater, e incluye un gallo con una muleta y un estoque a sus pies. Un símbolo que aparece en la pluma de Muñoz y Pavón que luce La Esperanza en su fajín cuando procesión las “madrugás” por Sevilla.
Los actos conmemorativos tienen tres patas. La primera es exposición que se celebrará del 16 de abril al 31 de mayo, en la Sala de Exposición Consorcio de Turismo de Sevilla, en los bajos del Paseo Marqués del Contadero, que contará con piezas, objetos personales, documentos, pinturas, esculturas, carteles, fotografías, recortes de prensa, videos, etc. Tratarán de divulgar no sólo la influencia de Gallito en el toreo sino su aportación fuera del ruedo.
La segunda pata son las actividades culturales, que constan de varias mesas redondas, conciertos, misa, y otros actos. Las mesas redondas tratan de diversos aspectos vinculados con la vida de José, y tienen la particularidad de que se celebrarán en lugares diferentes:
12 de marzo. Las devociones de José: La Macarena. En la casa Hermandad de la Macarena. José Antonio Fernández Cabrero, Enrique Henares y Andrés Luque Teruel, modera Álvaro R. del Moral.
7 de mayo. Joselito el y Toro. En el Hotel Gran Meliá Colón. Casa Miura, Carlos Urquijo y Luis Rufino, modera Álvaro Acevedo.
16 de mayo. Misa por Joselito y concierto homenaje al Rey de los Toreros. En la Basílica de la Macarena. El concierto es de la banda municipal y se estrenará una marcha procesional compuesta por Abel Moreno.
4 de junio. Joselito y el flamenco. En la Fundación Caja Rural del Sur. Alberto García Reyes, Manuel Martín Martín, con la participación de dos cantaores.
24 de septiembre. Joselito y las vanguardias: Cine y Arquitectura. Agustín Díaz Yanes, José Morente y Fidel Carrasco. Modera Emilio Trigo.
15 de octubre. Joselito como fuente de inspiración literaria. En el Paraninfo de la Universidad de Sevilla. Carlos Marzal, Eva Díaz-Pérez, Felipe Benítez Reyes y Paco Robles. Modera Juan Carlos Gil.
29 de octubre. Joselito inspirador del toreo moderno. En el Salón de Carteles de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Rafael Chicuelo, Luis Francisco Esplá, Eduardo Dávila Miura y “El Juli”. Modera Paco Aguado
Y para poner el broche de oro a los actos, el 24 de noviembre será la inauguración del monumento a Joselito el Gallo, en la Plaza de la Esperanza Macarena, delante de la Basílica.
Todos los actos empezarán a las 20:30, excepto, el del 12 de marzo los del 16 de mayo, que lo harán a las 21 horas.
Yo también animo a toda la ciudadanía a participar en este homenaje a Joselito El Gallo. La figura de José se lo merece.
De todos es sabida la admiración que “Morante de la Puebla” siente por “Gallito”, del que ha desempolvado suertes que no creíamos que fuéramos a ver nunca, como El Galleo del Bú, que hizo en la mismísima Maestranza de Sevilla (sólo por esto ya le estamos eternamente agradecidos), o más recientemente el cambio de rodillas con el capote cogido por la esclavina, que recientemente hizo en América.
Morante, cuando tuvo ocasión, se hizo con parte del despacho de Joselito “El Gallo”, que cuida en su casa de La Puebla del Río. Hace algo más de tres años tuve la suerte de compartir con ustedes, cómo su amigo, el aficionado Juan López, le regalaba el biombo del despacho de Joselito, una de las pocas cosas que quedaban aún disponibles después de la muerte de mi tía Piruja Sánchez-Mejías. Les dejo enlazado el artículo que escribí para la ocasión.
Otro de los objetos propiedad original de “Gallito”, era un brasero de salón, del mismo lote que el biombo, y que se quedó el hijo de Juan López, mi amigo Aurelio, también gran admirador de la figura de Joselito “El Gallo”. Desgraciadamente, Juan falleció hace dos años, pero siempre le dijo al hijo que quien debía de tener el histórico brasero era Morante. El sábado, aprovechando las fiestas de San Sebastián y los actos taurinos que organiza el torero en su pueblo, Aurelio quiso darle la sorpresa y le regaló el precioso brasero que perteneció a Joselito “El Gallo”.
Tuve la suerte de estar presente y explicar cómo veía este brasero en Pino Montano, mientras Aurelio le contaba al maestro la génesis de este regalo y el recuerdo de su padre, que de admirador se convirtió en amigo de Morante, tanto que hay una foto juntos en su casa de La Puebla. El brasero, restaurado por Aurelio, ha quedado de maravilla, con sus adornos de cobre, que espero que Morante disfrute como merece.
Mención aparte merecen los actos taurinos organizados por Morante en La Puebla. Es de aplaudir la dedicación y el mimo con que todo está preparado y la magnífica organización y colaboración de todas las personas las entidades. El encierro y la novillada sin caballos, un completo éxito. Y la repercusión turística de todos los actos va a más cada año. Mis felicitaciones a todos los implicados.
Me pidieron un articulo sobre Joselito El Gallo para la Agenda Taurina 2020. Una vez editada, esto es lo que escribí:
Joselito El Gallo, un genio dentro y fuera de los ruedos
La vida de Joselito El Gallo fue sólo el Toro. Si hacemos un balance de su entorno familiar cercano, conoceremos que su padre fue torero, sus dos hermanos toreros. Fernando, que pasa por ser el ideólogo de las suertes y quites de José. El genial Rafael, al que recuerdo de niño sentado en el sillón de su dormitorio de la casa familiar de la calle O´Donnell de Sevilla, siempre impecablemente vestido y con su sombrero de ala ancha fuese la hora que fuese, y del que en casa se contaban infinidad de anécdotas de sus peculiaridades. Pero que es que sus tres hermanas se casaron con toreros: Gabriela con El Cuco, Trinidad con Manuel Martín Vázquez y Dolores con Ignacio Sánchez Mejías. Con este entorno ya se pueden imaginar cual era el universo familiar de José.
Por lo que sabemos, su madre, la “Señá” Gabriela, ejercía de matriarca desde la prematura desaparición de la figura paterna, pero el protector de la familia fue José, que desde muy pequeño empezó a ganar dinero y a sacar a toda la familia de sus necesidades. Sirva de ejemplo que el Cortijo Pino Montano, fue adquirido originalmente por su hermano Rafael, pero debido a su pródiga manera de administrar, lo perdió, recuperándolo para todos, José. En la escritura de compra, figura como tutora la “Señá” Gabriela que lo adquiere en nombre de su hijo José, aun menor de edad para estos negocios.
Fuera de la familia, la vida de José también fue sólo el Toro. He escuchado al profesor D. Andrés Amorós decir que fue el primer torero integral, el primero que le hizo todas las suertes a todos los toros. Fue el primero que intuyó el cambio de tendencia del gusto de los públicos hacía una faena más artística. Una faena que pasara de ser una suerte para dominar a un toro indómito y poder matarlo, a crear el arte de la lidia. Fue el primero que intentó hacer con algo de regularidad el toreo en redondo, que ya habían empezado Lagartijo y El Guerra y que después seguiría Chicuelo y perfeccionaría Manolete. Pero para eso se necesitaba un tipo de toro distinto a la fiera indómita, mansa la mayoría de las veces, y con un genio infernal, que salía regularmente por los chiqueros entonces. Y de ahí viene su revolución fuera de los ruedos.
Durante la Edad de Oro se lleva a cabo la mayor revolución genética que se ha producido nunca en el mundo del Toro. Con Gallito, y por su recomendación, se generalizan los tentaderos, y se establece la genealogía. En muchas ganaderías hasta entonces se soltaban varios sementales a las vacas, de forma que sólo se conocía con certeza quien era la madre. Gallito va abandonando los encastes menos proclives a las nuevas faenas que iban pidiendo los públicos, y fomentando líneas más bravas. Pero como murió tan joven y como tuvo tan poca percha literaria, el que pasa por el inventor del toreo moderno es Juan Belmonte. Si ustedes le preguntan a cualquier aficionado joven que quien revolucionó el torero, le contestarán en gran número de ellos, que fue Belmonte. Estos aficionados se han leído la extraordinaria y maravillosa novela de Chaves Nogales y se la han creído entera, cuando la verdadera biblia para conocer esta historia es la que escribió Paco Aguado, “El Rey de los Toreros, Joselito El Gallo”. Belmonte, al que no quito ninguno de sus méritos, hacía siempre el toreo en ochos, natural y de pecho. Mientras José, que ya he dicho hacía todas las suertes, intentaba, además, hacer el toreo en redondo, siempre que podía.
Pero es que su aportación a la tauromaquia moderna no se quedó en esa histórica revolución genética. Él creó la figura del apoderado tal como ahora la conocemos, porque antes casi era un administrador, y creó la figura del personal de confianza que iba por las ganaderías viendo la evolución del ganado, el actual veedor. En aquellos tiempos se decía que nada se movía en el mundo del Toro, no ya sin que lo supiera José, sino sin que lo hubiera mandado. Pero no contento con todo esto, quiso cambiar la Fiesta desde sus más profundas raíces, las económicas, con la promoción y construcción de las plazas de toros monumentales. Los toros eran entonces, y son ahora, un espectáculo caro, y las entradas inalcanzables para las clases obreras. Recuerden los viejos vídeos del personal empeñando los colchones para pagar su localidad. Para cambiar esta situación tuvo la idea de construir plazas de toros con capacidad para más de 25.000 personas, en aquellas ciudades que lo permitieran, para poder vender entradas mucho más baratas sin que el cargo total en taquilla se viera perjudicado. Todos ganaban, el público menos pudiente que podía asistir a los toros por un precio asequible, los toreros podían seguir cobrando lo mismo, cuando no más, y los empresarios. Como fue un adelantado en todo, con apenas 16 años ya intuyó esta solución y ya empieza a hablar y a fomentar la construcción de las plazas de toros monumentales.
Y en ese sentido, es recomendable la lectura de un reciente libro “Plaza de Toros Monumental de Sevilla, la Dignidad de un Proyecto”, escrito por miembros de un despacho de arquitectos, Julio y Fidel Carrasco y Carmen del Castillo, donde demuestran, frente a lo que nos habían hecho creer como verdad oficial, que la plaza de Toros Monumental de Sevilla estaba perfectamente construida. Con ese proyecto José se tuvo que enfrentar a la alta sociedad sevillana, ya que aforaba el doble de La Maestranza y entraba en competencia directa con la misma. La historia ya la saben, a la muerte de Gallito, la plaza se abandonó y después se demolió. Pero queda el legado de sus otras plazas monumentales. Madrid, gracias a la cual varias generaciones de jóvenes se han hecho aficionados al poder asistir a un espectáculo barato, Pamplona y, la ahora desgraciadamente sin uso, Barcelona.
También le he oído decir al profesor Amorós, que a todos los toreros que le ha preguntado, han contestado que eran de Gallito, mientras que todos los escritores contestaban que de Belmonte. Cuando me preguntan por Gallito cuento algo parecido a esto que dejo escrito, y recomiendo leer más historia y menos novela.
Los amigos del Círcula Taurino de Ronda, me pidiereon este verano un artículo sobre Joselito El Gallo para su revista, y me salió esto:
Gallito fuera de los ruedos
Joselito el Gallo fue el primer torero que intuyó el cambio de tendencia del gusto de los públicos hacía una faena más artística. Una faena que pasara de ser una suerte para dominar a un toro indómito y poder matarlo, a crear el arte de la lidia. Fue el primero que intentó hacer con algo de regularidad el toreo en redondo, que ya habían empezado Lagartijo y El Guerra y que después seguiría Chicuelo y perfeccionaría Manolete. Pero para eso se necesitaba un tipo de toro distinto a la fiera indómita, mansa la mayoría de las veces, y con un genio infernal, que salía regularmente por los chiqueros entonces. Y por ahí empieza su revolución fuera de los ruedos.
Durante la Edad de Oro se lleva a cabo la mayor revolución genética que se ha producido nunca en el mundo del Toro. Con Gallito, y por su recomendación, se generalizan los tentaderos, y se establece la genealogía. En muchas ganaderías hasta entonces se soltaban varios sementales a las vacas, de forma que sólo se conocía con certeza quien era la madre. Gallito va abandonando los encastes menos proclives a las nuevas faenas que iban pidiendo los públicos, y fomentando líneas más bravas.
Pero es que su aportación a la tauromaquia moderna no se quedó en esa histórica revolución genética. Él creó la figura del apoderado tal como ahora la conocemos, porque antes casi era un administrador, y creó la figura del personal de confianza que iba por las ganaderías viendo la evolución del ganado, el actual veedor. Pero no contento con todo esto, quiso cambiar la Fiesta desde sus más profundas raíces, las económicas, con la promoción y construcción de las plazas de toros monumentales. Los toros eran entonces, y son ahora, un espectáculo caro, y las entradas inalcanzables para las clases obreras. Recuerden los viejos vídeos del personal empeñando los colchones para pagar su localidad. Para cambiar esta situación tuvo la idea de construir plazas de toros con capacidad para más de 25.000 personas, en aquellas ciudades que lo permitieran, para poder vender entradas mucho más baratas sin que el cargo total en taquilla se viera perjudicado. Todos ganaban, el público menos pudiente que podía asistir a los toros por un precio asequible, los toreros podían seguir cobrando lo mismo, cuando no más, y los empresarios. Como fue un adelantado en todo, con apenas 16 años ya intuyó esta solución y ya empieza a hablar y a fomentar la construcción de las plazas de toros monumentales.
En ese sentido, es recomendable la lectura de un reciente libro “Plaza de Toros Monumental de Sevilla, la Dignidad de un Proyecto”, escrito por miembros de un despacho de arquitectos, Julio y Fidel Carrasco y Carmen del Castillo, donde demuestran, frente a lo que nos habían hecho creer como verdad oficial, que la plaza de Toros Monumental de Sevilla estaba perfectamente construida. Con ese proyecto José se tuvo que enfrentar a la alta sociedad sevillana, ya que aforaba el doble de La Maestranza y entraba en competencia directa con la misma. La historia ya la saben, a la muerte de Gallito, la plaza se abandonó y después se demolió. Pero queda el legado de sus otras plazas monumentales. Madrid, gracias a la cual varias generaciones de jóvenes se han hecho aficionados al poder asistir a un espectáculo barato, Pamplona y, la ahora desgraciadamente sin uso, Barcelona.
En aquellos tiempos se decía que nada se movía en el mundo del Toro, ni dentro ni fuera de las plazas, no ya sin que lo supiera José, sino sin que lo hubiera mandado el Rey de los Toreros.
El 6 de junio de 2018, conmemorando el centenario de la inauguración de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, tuvo lugar en el Excmo. Ateneo de Sevilla, el acto de la presentación del libro que sobre la plaza han escrito los miembros de un estudio de arquitectos de Madrid, Fidel y Julio Carrasco y Carmen del Castillo.
Los salones del Ateneo estaban llenos hasta la bandera un rato antes de comenzar la presentación. Con aficionados y gallistas de reconocida militancia, autoridades que tuvieron a bien acompañarnos y una casi total representación de la prensa local, además de nuestra presidenta Anabel Moreno y de otros aficionados desplazados de diversas provincias, como Aurelio López, coordinador de la sección de Málaga de la Fundación del Toro de Lidia, y el arquitecto y gallista José Morente, autor del blog larazónincorporea.es. Abrió el acto D. Alfonso Máximo Pérez Calero, que hizo una presentación de la mesa y del libro.
A continuación, tomó servidor la palabra agradeciendo al Ateneo el habernos acogido. Hablé de Gallito y de la Monumental. De Gallito dije que fue el verdadero revolucionario de la fiesta, el Rey de los Toreros, reconocido así en vida por sus contemporáneos que decían que no se movía nada en la Fiesta, no ya sin que lo supiera Gallito, sino posiblemente sin que lo hubiera autorizado o incluso ordenado. Lo que pasa es que murió muy joven, y la historia posterior la han escrito los belmontistas, ocultando la verdadera dimensión de padre de la tauromaquia moderna a Joselito “El Gallo”.
En el torero fue un revolucionario dentro del ruedo y fuera de él. Dentro fue el primer lidiador total, el que hizo todas las suertes a todos los toros. El primero que, siguiendo la estela de “Lagartijo” y, sobre todo, de “Gerrita”, empezó a torear asiduamente en redondo con pases ligados, de lo que luego siguió la estela “Chicuelo” y ya “perfeccionó Manolete, hasta el toreo de nuestros días. Intuyó que el toreo tenía que pasar de una lucha del hombre contra un toro fiero, en medio de caballos destripados, a un espectáculo más armónico, incluso artístico, y para eso se necesitaba otro tipo de toro. Fue el primero que entró de verdad en los tentaderos a “aconsejar” a los ganaderos las líneas genéticas para intentar modelar el toro que él y Juan necesitaban para dar el espectáculo que empezaban a pedir los públicos. En la Edad de Oro del toreo se produjo la mayor revolución genética de todos los tiempos en España, diseñando las líneas y encastes que conocemos hoy día. También aportó otras figuras como la del veedor, hasta entonces inexistente, les dio más categoría a los apoderados, hasta entonces meros secretarios o, como mucho administradores, aportó también la organización racional de las temporadas a base de kilométricos de tren, para poder torear más de 100 festejos por temporada, y también aportó la figura del partidario, los que compartió con Juan, eternamente enfrentados.
Pero no contento con todo esto, con menos de 20 años quiso cambiar las estructuras económicas de la Fiesta con la construcción de plazas monumentales. La idea principal era abaratar las entradas sin perder honorarios los toreros, construyendo, en aquellas localidades que lo soportaran recintos de más de 20.000 localidades. La primera en la que pensó fue en Sevilla, ideando plaza con más de 23.000 localidades. Pero en Sevilla existía una plaza con gran tradición, la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, con la que iba a entrar en clara competencia, y, consecuentemente, ni su nacimiento ni su convivencia fueron pacíficos.
No se nos debe olvidar que el libro lo han hecho unos técnicos en construcción especializados en estructuras. No les cuadraba lo que conocían de la Monumental de Sevilla, unos de las primeras edificaciones en hormigón armado de España y se pudieron a investigar. Después de varios años, consiguieron que les publicaran en revistas técnicas de su profesión tres artículos científicos de la Plaza, donde demostraban la fiabilidad de su construcción. Saben ustedes que para que se produzca una publicación de este tipo, son necesarios revisores externos que la verifiquen, y que el estudio aporte algo a la profesión. Dado el inmenso material que habían reunido durante tantos años, y la nueva devoción que ya procesaban a Gallito, aprovecharon para escribir el libro y que no se perdieran tantísimas horas de trabajo. Por tanto, el libro viene avalado por estudios científicos contrastados y su conclusión es que la plaza estaba bien hecha.
La Monumental convivió dos temporadas y media con la Maestranza. En la primera Feria de Abril en competencia, la de 1919, se dieron corridas en las dos plazas coincidiendo varios días. José en la Monumental y Juan en la Maestranza. El libro recoge cómo la prensa, convertida en partidarios, se puso del lado del uno y del otro, sobre todo del otro, sin ningún tapujo. Pero la consecuencia fue que la Maestranza tuvo que bajar sustancialmente sus precios hasta igualarlos con la Monumental. Curiosamente, al año siguiente 1920, el mismo empresario de la Maestranza tomó la explotación de la Monumental. Sin competencia se dieron festejos en ambos cosos para ya sin coincidir en los días. El primer año que la Maestranza operó sin competencia en 1921, subió las entradas más del 25%.
La versión oficial siempre habló de una plaza mal construida, que cuando murió Gallito ya no tenía sentido, que se cerró y que se fue destruyendo sola manifestando su mala construcción. La memoria que tenemos los sevillanos, los pocos sevillanos que sabemos que existió una plaza de toros monumental, era la de viejas fotos de una plaza en ruinas que hubo finalmente que demoler y de un azulejo en lo que creíamos una de sus puertas, que en el libro se ve que es una puerta de entrada al recinto, no de la plaza propiamente dicha. Pero la realidad es bien distinta. La plaza estaba bien construida, pero muerto Gallito, a principios de 1921 una comisión de tres personas, en la que una era un médico, dictaminó que la plaza no era apta para espectáculos públicos. La Comisión de festejos hizo suyo el dictamen, y el Gobernador Civil cerró la plaza. De nada sirvieron las peticiones del promotor y del arquitecto solicitando nuevos estudios técnicos y pruebas de carga. Ya sin José que la defendiera, la decisión fue inapelable. Las garantías jurídicas de la época las desconocemos, pero esos tiempos eran convulsos en España, baste decir que 1910 a 1920 hubo 15 gobiernos, de los que creo que ocho lo fueron en los últimos 4 años. También desconocemos, aunque sospechamos, si hubo otro tipo de presiones.
Lo cierto es que el proceso de demolición empezó en 1930, y todas esas fotos que teníamos en la memoria de una plaza en ruina, no eran tales, eran, como se demuestra en el libro del propio proceso de demolición. Hasta en eso se demuestra que la plaza estaba bien hecha, porque los responsables tiraron las andanadas sobre los tendidos esperando que estos también se derrumbaran, pero se ven fotos de los soberbios tendidos soportando estoicamente en pie, todos los escombros de las andanadas, demostrando la dignidad del proyecto.
Tomó la palabra Manuel Grosso que hizo una clarividente exposición sobre la situación social de entonces, la lucha de clases, el avance del proletariado, el estatus social que daba la Maestranza, y otras situaciones, que hacían muy difícil la convivencia de ambas plazas. Al final ganaron, comentó. También habló de los problemas de José incluso muerto, no dejando oficiar los funerales en la Catedral, saliendo al paso su Hermandad de la Macarena, con un túmulo tan grandioso que no se ha vuelto a repetir. Concluyó diciendo que, con la muerte de José, empezó verdaderamente el siglo XX en España. Una brillante exposición.
Fidel Carrasco, uno de los autores, comentó los avatares de la génesis y la confección del libro, y agradeció la oportunidad de presentarlo en el Ateneo de Sevilla, algo que nunca hubieron pensado cuando empezaron esta aventura. También nos habló del proceso por el que los autores se habían descubierto la figura de Gallito, del que ya se consideraban partidarios.
Finalmente, Morante de la Puebla, hizo una faena de las suyas, en corto, por derecho y de pensamientos profundos. Nos hizo reflexionar sobre los grandes espacios de las monumentales, hablando de que el toreo clásico necesita más espacio y del toreo barroco, que necesita más cercanía. Concluyendo que en el toreo de hoy se han reducido los espacios y que para percibir los detalles, él prefiere plazas más pequeñas. Es de destacar la presencia del matador, al que solo le movía su admiración por Joselito “El Gallo” y el ampliar sus conocimientos sobre él. Espero que le haya merecido la pena.
El acto estuvo perfectamente organizado por el Ateneo, y todos nos llevamos un gran recuerdo.
Sólo me queda recomendarles la lectura del libro para que saquen ustedes sus propias conclusiones.
PD El día 8 de junio presentamos el libro en la plaza de Toros de Las Ventas, en la sala Antonio Bienvenida. La sala se llenó, y a juzgar por las preguntas de los asistente y las charlas posteriores, debió ser un éxito. Se acercaron varios periodistas, entre ellos, Paco Aguado, que sigue preparando la ampliación y actualización de su libro “Joselito El Gallo, el Rey de los Toreros”, que nos comentó que estaba esperando este libro con gran interés para la actualización del suyo, Antonio Lorca, Paco March y Gonzalo Bienvenida.
La historia comenzó en Zafra, en la última corrida que Morante toreo en esa magnífica ciudad. Juan López es un gran aficionado algecireño que a sus ochenta y muchos años sigue a Morante en cuanto tiene la menor ocasión, que son muchas. De tantos años y corridas que le ha visto, se hicieron amigos y es el proveedor de los puros que vemos fumar al artista en el callejón. Al terminar la corrida de Zafra le dijo el torero que se pasara por el hotel que quería charlar con él un rato. Ya desvestido le dijo a su mozo de espadas “Primo ¿Qué otro vestido hemos traído hoy?” El azúcar moreno, fue su contestación. “Pues sácalo que se lo voy a regalar a Juan porque quiero que tenga un recuerdo mío para toda la vida”. La cosa fue tan sorpresiva que nadie salía de su asombro, ni el primo, ni Juan, que estaba emocionado con semejante regalo, pero el Artista es así. El traje luce actualmente en la casa de Juan en una hornacina confeccionada al efecto.
Ya en el camino de vuelta a Algeciras, con su hijo, mi buen amigo Aurelio, empezó a darle vueltas de cómo podría corresponder semejante regalo. Pero llegó a conclusión de que era imposible, pero sí quería regalarle algo que también para él fuera para toda la vida. Vieron pinturas, esculturas y otras cosas pero nada le convencía. Sabiendo del gusto por todo lo antiguo del toreo y de su gran admiración por Gallito, del que compró su despacho, nos contactó para saber si quedaba algo más de Joselito. El antiguo despacho estuvo muchas años en Pino Montano, lo recuerdo de niño jugando en él, y después lo tuvo mi tía Piruja, hija de Ignacio, en su casa. A su fallecimiento, los hijos decidieron venderlo porque a ninguno les cabía en su casa.
Hicimos la gestión con su hija, mi prima Paloma, y me comentó que quedaba un biombo del antiguo despacho en manos del anticuario que no se había vendido. A Juan le encantó, y dicho y hecho, lo adquirió para regalárselo al torero. Le encajaba todo, de Joselito, antiguo (según el anticuario más de dos siglos) y precioso por más señas. Curiosamente cuando estaba junto con despacho en Pino Montano no le decían el biombo, sino la transparencia, no me pregunten por qué.
Juan quiso que en la entrega le acompañáramos mi prima y yo, y fue para nosotros un privilegio escuchar cómo le repetía las mismas palabras que el torero le dijo en Zafra “José Antonio, yo también quería hacerte un regalo para toda la vida, y sé que este lo va a ser para ti”. Al torero le encantó, tanto por la belleza del biombo, perdón de la transparencia, como porque había compartido espacio con el despacho de Joselito el Gallo. Aprovechamos para ver el antiguo despacho de José, desde cuya sillón se movía todo el mundo del toro de la época. No ha podido llegar a manos que lo valoren tanto como las de Morante, tanto que no le gusta que nadie se siente en el sillón de José, en las sillas sí, pero el sillón sigue siendo de Joselito. Después de todo el día en La Puebla del Río, Morante nos despidió ya de noche, diciendo que se quería quedar solo en el inmenso salón donde está el despacho para pensar dónde iba a poner el biombo. El Artista es así.
Si Gallito es el Rey de los toreros, Miura es el Rey de los toros y hoy hemos visitado Zahariche con un grupo de aficionados.
En la Feria de San Miguel de 2015, se cumplieron 100 años de la concesión de la primera oreja que se otorgaba en la plaza de toros de La Maestranza. Aunque en otras plazas de toros se habían empezado a dar orejas como trofeos, La Maestranza mantenía que no daría orejas, por considerarlo fuera de lugar. 29 de septiembre de 1915, toros de Miura para Rafael El Gallo, Gallito y Belmonte ¡Atención al cartel que mataba Miura en San Miguel en Sevilla! Quito toro, de nombre “Galleguito”. Dejemos que hable el cronista.
“Quinto, bien puesto, Joselito híncase de rodillas, y como el toro desviase de la recta se levanta y da varias verónicas, dos de ellas colosales y dos recortes inmensos. El bicho toma cuatro varas, por dos caídas y dos caballos. Juan y José están superiores en quites. Joselito, a petición del público, toma las banderillas, y al salir a los medios se le ovaciona. José ejecuta una brillante faena, que se ovaciona con entusiasmo. Hay pases por alto de pitón a rabo, dos de rodillas y otros por bajo y de molinete, inmensos de toda inmensidad. El diestro que está rabiosísimo y valiente, se crece cada vez más, haciendo delirante la ovación. Entra con rectitud y cobra una corta desprendida. La ovación es entusiasta, da la vuelta devolviendo sombreros y sale después a los medios”
Algunas frases del maestro D. Gregorio Corrochano de este toro.
“La corrida fue grande y dura. El toro Galleguito vive en la memoria de cuantos le vieron como un miureño legítimo, duro, de poder, difícil y peligroso. En la lidia de este toro puso José en juego todos los recursos valerosos de un maestro de la tauromaquia. Tenía Galleguito una estocada honda de muerte y sangre en la boca. Joselito, con su cuadrilla, le sigue muy de cerca, con la muleta en la izquierda, no le quitaba la vista al toro ni para saludar, porque sabía de lo que era capaz mientras estuviera en pie. En efecto, arrojando sangre y con las ansías de la muerte, se arrancó de pronto a Joselito, y antes de llegar a la muleta, con la que le esperaba prevenido, cayó el toro para no levantarse más. El público respiró tranquilidad, porque hasta ese momento había estado muy intranquilo, rompió en una ovación. ¡Qué síntoma de toro duro y fiero, y que conocimiento del toro en José, que lo tenía previsto y no distrajo la mirada ni con los aplausos!”.
Al día siguiente, Joselito se encerró con seis de Santa Coloma, y en el quinto toro “Cantinero” el presidente, Sr. Filpo, ya no pudo aguantar más la presión popular y concedió a Gallito la primera oreja otorgada en La Maestranza, que debieron haberle concedido por “Galleguito”.
Desde septiembre del año pasado, un grupo de Gallistas queríamos celebrar el centenario de esta primera no oreja de “Galleguito”, pero no ha sido hasta el día de hoy que hemos podido hacerlo. Invitados por los hermanos Miura, hemos echado la mañana en Zahariche, primero visitando distintos cercados de vacas e impresionantes toros de Miura y después departiendo con D. Eduardo, en la casa, delante de las cabezas de los dos toros que mató José ese día. Se han leído varias crónicas de la corrida y se ha hablado de toros. Mereció la pena esperar.
Desde aquí queremos agradecer a D. Eduardo Miura la deferencia y amabilidad que ha tenido con todos nosotros.
Lo dicho: Si Gallito es el Rey de los toreros, Miura es el Rey de los toros, y punto. ¡Viva Gallito! ¡Viva Miura! ¡`Viva el Toreo!
Dentro de las mesas redondas que se han programado como actividades paralelas de la Exposición “Joselito y Belmonte, una Revolución Complementaria”, hemos tenido el privilegio de asistir a la charla impartida por el catedrático de literatura, escritor y crítico taurino de ABC, D. Andrés Amorós, y por el crítico taurino y doctor D. Carlos Crivell, titulada “Joselito El Gallo”, así, a secas, no hacía falta más.
La Triana belmontista, territorio hostil para los gallistas y el Castillo de San Jorge, donde la Inquisición hacía de las suyas, no era un lugar adecuado para ensalzar la figura de Gallito, pero los actuantes han cortado orejas y rabo en ese sentido.
Nos han hecho reflexionar sobre la figura de Gallito, transportada a su época, con unas muy documentadas anécdotas que ejemplifican lo que fue este torero para la historia de la Fiesta. El Sr. Amorós dijo que lo fue todo en el toreo, que fue el toreo mismo, como Velázquez fue la pintura o Cervantes la novela, que en contraposición con Juan, mientras a este Chaves Nogales le hizo una biografía novelada, de José se hizo, por parte de Gregorio Corrochano, todo un Tratado de Tauromaquia. Que fue el torero más respetado y admirado por todos los profesionales de cualquier época. Que fue el torero total, capaz de hacer todas las suertes a todos los toros.
El Sr. Crivell incorporó diversos argumentos para engrandecer la figura del torero, pero destaco dos aportaciones que hizo. De todos son sabidas las dolencias gástricas que padeció José a lo largo de su vida, está documentado que lo mermaban sobremanera y que tuvo que guardar cama en varias épocas, perdiendo muchos festejos. El Dr. Crivell, basado en sus conocimientos como especialista en digestivo y de documentos históricos, indicó que, con las lógicas reservas, entendía que lo que había padecido Gallito era una enfermedad de Cronh. También argumentó, con razón, que Sevilla estaba en deuda con José, porque su ciudad no había sabido corresponder a la grandeza de este torero.
Llamaron la atención los documentos originales aportados por el moderador de la mesa, el periodista D. José Antonio Esquinas, como fue el contrato de Lima, única vez que Gallito toreó en América, y de la volvió mucho más millonario de lo que se fue, y varios telegramas escritos en la noche que siguió a la tarde trágica de Manzanares, uno de ellos escrito por Ignacio Sánchez Mejías, dando instrucciones para que avisaran a su mujer Lola, hermana de José.
Es cierto que la historia la han escrito los belmontistas, y si bien Juan dijo que José le había ganado la partida en Talavera, como recordó el Sr. Crivell, Juan le ganó la partida a José en Alianza Editorial con el libro de Chaves Nogales, según cita del Sr. Burgos. Por consiguiente, bienvenidos sean todos los actos de reivindicación de la figura de Gallito como torero.
Como resumen se pudo concluir con que Joselito El Gallo fue el que aportó todos los ingredientes de la tauromaquia moderna. Fue el primero en seleccionar al toro que querían para hacer el toreo más estético del que se benefició Juan, por lo que fue el primero en entrar en todas las ganaderías para seleccionar. Fue el que puso los cimientos del toreo en redondo. Le dio importancia a las cuadrillas. Incorporó profesionales, como el apoderado o el veedor que no existían. Aportó una lidia capaz de dominar a todos los toros en todas las suertes. Lo dicho, el torero total.
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