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José Gómez Ortega. Lo que los hados se llevaron

El pasado 19 de octubre se presentó en Sevilla el libro “José Gómez Ortega. Lo que los hados se llevaron”, de los autores Carmen del Castillo y Fidel y Julio Carrasco. Este libro cierra la trilogía dedicada a Joselito El Gallo, que empezó con “Plaza de toros Monumental de Sevilla, la dignidad de un proyecto”, siguió con “Dos temporadas y media, el triunfo de Joselito”, rematando con este libro.

La presentación tuvo lugar en el Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla, porque es de esos archivos de donde han sacado los autores una parte de lo que exponen en el libro. “Perteneciente al Ilustre Colegio Notarial de Andalucía, el Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla se encuentra en una construcción del siglo XVI, el Convento de Monte-Sion. La iglesia de cruz griega pasó a ser parte del Archivo en 1927. El edificio fue reformado por José Gómez Millán, que trazó la actual portada regionalista. Aquí se conservan los Protocolos de más de cien años del Distrito de Sevilla y de Utrera, por un acuerdo con la Dirección General de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura”. El edificio es una maravilla y un gran desconocido incluso para los sevillanos, que muchos descubrimos gracias a la presentación del libro.

Como decimos, esta trilogía empezó demostrando que la Monumental de Sevilla promovida por Gallito estaba perfectamente construida y que solo intereses políticos o económicos la cerraron y posteriormente la demolieron, siguió con el triunfo de Joselito el Gallo en el tiempo que la Monumental estuvo abierta, remata ahora investigando la vida de José fuera del ruedo. Gallito, Joselito y José. El libro es fruto de una investigación concienzuda, pormenorizada e inteligente, y nos soporta todas las conclusiones o ideas para debatir, a base de aportar sus fuentes de información.

Empieza exponiendo la España de principios del Siglo XX, que se abría al turismo y a la “modernidad”, con la vista puesta en la Exposición Iberoamericana del 29 en Sevilla, y cómo las corridas toros entraban dentro de los que ahora se llama el “paquete turístico”. La construcción de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, también entraba en la idea de la oferta taurina para ese turismo.

Continúa investigando sobre las relaciones sociales de José. Donde se va demostrando que mucho de lo que se ha escrito sobre el torero no era cierto. Nos lo han vendido casi como un asceta dedicado al 100% de su tiempo al Toro, y que cuando no toreaba estaba recluido en el campo para prepararse. Los autores destapan una vida social de José con información de sus actividades fuera de los ruedos. Destaca su relación con el mundo de la Cultura, con su amiga, la actriz Margarita Xirgú, analizando el paralelismo entre los grandes espacios para espectáculo que ambos utilizaron, La Monumental José y el Teatro Romano de Mérida, Margarita, primera actriz que lo utilizó para representar una tragedia.

Página 134 del libro

También nos adentra en la desconocida afición de José por la pintura. Nos demuestra que el famoso cuadro de José posando ante una pintura con tres mujeres, de la que se ha escrito cien veces que una de ellas era Guadalupe de Pablo-Romero, es falso en personaje y fecha. Fija inequívocamente fecha, exposición, autor y modelos del cuadro, que eran profesionales, nada de Guadalupe. Aporta, ahora sí, una desconocida foto de Guadalupe de Pablo-Romero, nada menos que presidiendo en La Maestranza. También nos ilustra sobre un desconocido José coleccionista de arte, con el catálogo de una exposición en Madrid en 1918, en la que José aporta varios cuadros y donde los expositores están encabezados nada menos que por S.M. El Rey, seguido por S.A.R. la Infanta Doña Isabel de Borbón y el Excmo. Ayuntamiento de Madrid. Encerrado en el campo es muy difícil ser un coleccionista de esta categoría. También nos hablan del ambiente cultural en Pino Montano y relación de José con el Cine.

Página 182 del libro

Del también cien veces escrito pleito de los Bombas con los Gallos y la anécdota de las banderillas en la retirada de Bombita en 1913. Nos demuestran que nada en absoluto se escribió de esto en ningún medio de la época, y que no fue hasta muchos años después que la escriben Gustavo del Barco y José María de Cossío, y desde entonces se repite varias veces. Exponen la magnífica relación entre las dos familias antes y después de la retirada de Bombita y de la muerte de José. Un dato, el año de su despedida con quien más alternó Bombita fue con Rafael El Gallo (23 festejos) y con José (14 festejos).

Finalmente, el libro aporta datos desconocidos de los protocolos notariales después de la muerte de José. Están, entre otras, las escrituras que informan que José murió sin haber otorgado testamento y el reparto de sus bienes, que eran fundamentalmente Valores Públicos, títulos de deuda pública y otros valores. Todos los datos están en el libro, pero sí voy a exponer algunos detalles. Los gastos del traslado y entierro que pagó Ignacio Sánchez-Mejías, fueron muy costosos y se le reembolsaron del montante de los bienes. Los valores públicos representaban un 83% del total, y para el monumento apartaron los hermanos de un 8% del total del mismo, una barbaridad. Y está escrito que no se hablaba con Rafael. Esto demuestra el cariño y la admiración que le tenían los hermanos a José.

Termina el libro haciendo una reflexión sobre por qué se ha escrito tanta falsedad sobre José y por qué se han omitido tantos pasajes agradables de su vida. Lo que los Hados se llevaron.

Si quieren más información o comprar el libro, les enlazo la página web: https://www.monumentaldesevilla.com/libro3/

El Video de la presentación lo pueden ver en el siguiente enlace:

@isanchezmejias

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José Gómez Ortega, una versión familiar

La versión familiar que tenemos de José Gómez Ortega viene aportada, fundamentalmente, por mi prima María Dolores Sánchez-Mejías, nieta por línea paterna de Ignacio Sánchez Mejías. Como es sabido Ignacio estaba casado con la hermana de José, Dolores, la abuela Mami para toda la familia. María Dolores vivió toda su vida con la abuela Mami, que afortunadamente fue muy longeva, y con su genial hermano Rafael El Gallo. Ella es la fuente en la que confiamos para escribir estas palabras acerca de José.

Los Ortega fueron una familia numerosa, no de seis, sino de siete hermanos. Los tres menores eran Rita, Dolores y José. Desgraciadamente Rita murió con año y medio, quedando descolgados y más unidos los dos últimos. Está unión se expresó de distinta forma en vida de José, por ejemplo, la debilidad por su primer sobrino José Ignacio, y a su muerte José la dejó mejorada en la herencia respecto de sus hermanos. Mami la única foto que tuvo siempre sobre su mesilla de noche fue la de su hermano, ni la de su marido ni la de sus hijos.

La familia Ortega fue más pobre de lo que se ha escrito. A la muerte del padre, volvieron a mudarse a Sevilla desde Gelves, y tuvieron que vivir tan estrechamente que llegaron a dormir los seis hermanos en el mismo colchón. Ya con Rafael El Gallo toreando y, sobre todo, con la irrupción de Joselito, que empezó a ganar dinero desde muy joven, las cosas cambiaron. José tuvo siempre debilidad por la familia, siempre cuidó de todos los hermanos y tenía adoración por su madre. En la casa compartida de Sevilla, la administración se la iban turnando Rafael y José. Contaba Mami que durante el mes del genial Rafael todo era improvisación, mientras que en el mes de José, todo era orden, con las alacenas bien surtidas y las comidas a sus horas.

Lo que sí nos ha llamado la atención a la familia, es la insistente argumentación pública sobre la taciturna forma de ser de José, y su estado de frustración que algunos incluso tildan de depresivo. Para nosotros todas estas afirmaciones no tienen base real, no están contrastadas y carecen de sentido. La abuela Mami y el tío Rafael comentaban todo lo contrario. Además de lo inteligente que fue dentro y fuera de los ruedos, decían cosas de José que bien pudieran desmentir la idea que se tiene de él de que era un torero casi asceta, dedicado exclusivamente al toro. José era una persona divertida, le encantaban los deportes y la caza, y también tenía debilidad por las mujeres, frecuentando fiestas y saraos. De las crónicas y escritos de su estancia en El Perú en su último año, podemos leer las fiestas y eventos a los asistió, siempre risueño. Mami lo recordaba alegre y jovial. Los supuestos problemas de sus últimos tiempos, como los derivados de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, estaban resueltos (el desgraciado día de su muerte se estaba celebrando una novillada en La Monumental). También se había resuelto lo de su noviazgo con Guadalupe de Pablo Romero, habiéndose acordado el enlace con una serie de duras condiciones. Algunas entrevistas al propio José y algún escrito de Muñoz y Pabón, así parecen indicarlo. No tenía motivos para esas tristezas que leemos por ahí.

Su hermana decía que la única vez que lo vio realmente triste fue cuando la enfermedad y la muerte de su madre. Pero ¿Quién no ha estado triste por la muerte de una madre? Por lo que contaba Mami, al que le afectó muchísimo la muerte de José, fue su marido Ignacio. Siendo como era la personalidad de Ignacio que se enfrentó a todo y a todos, tardaron mucho, y con mucho esfuerzo, en sacarlo de la tristeza por la muerte de su cuñado, maestro y amigo José, que tuvo que presenciar en el ruedo como compañero de cartel.

También afirmamos que es impensable que José no se hablara con su hermano Rafael, como hemos leído en más de una ocasión. Rafael siempre se llevó bien con José y hablaba maravillas de su hermano. Nunca se le oyó decir nada malo de él, nunca, sino todo lo contrario. Una cosa es que José no quisiera torear con él después de organizarle las corridas de despedida, no fueran a pensar que se había querido aprovechar del público, porque tenía mucho amor propio José, y otra muy diferente que no se hablaran. La familia Ortega, además de estar muy unida, se querían muchísimo entre ellos.

En el terreno religioso, José fue muy creyente y practicante, sintiendo especial devoción por la Esperanza Macarena, Fue miembro de su Junta de Gobierno y salió muchos años acompañándola en la “madrugá”. Hace poco, la hermandad recibió la donación de su túnica y zapatillas por parte de los nietos de Ignacio Sánchez Mejías por línea materna, Recasens Sánchez-Mejías, uno de los cuales había procesionado con la misma en años anteriores. La revolución estética de esta hermandad, y por ende, la de toda la Semana Santa sevillana, es en parte debida a Joselito El Gallo, que financió con generosidad todas las geniales ideas que surgían del diseñador Juan Manuel Rodríguez Ojeda. José regaló a su Esperanza esas cinco mariquillas de cristal de roca verde, que son el símbolo de esta universal imagen y que la diferencian de cualquier otra por muy de lejos que la veamos.

Este año 2020, que se cumple el centenario de la muerte de José, la Hermandad, que vistió de riguroso luto a su Esperanza para sus funerales, va a saldar una deuda que Sevilla tenía con Gallito, un torero imperdonablemente olvidado por los sevillanos, y erigirá un precioso monumento junto a la Basílica. Por ello que le damos las gracias de todo corazón por esta iniciativa.