Hasta hace bien poco, un novillero se presentaba con caballos en Sevilla después de haber adquirida experiencia en el escalafón, e incluso tras haber cogido cierto nombre. De los tres novilleros que lidiaron la de La Quinta ¡Dos de ellos debutaban con caballos! Esta circunstancia demuestra cómo está de difícil para los novilleros salir adelante, cuando se la tienen que jugar a una carta y sin experiencia. No pedimos volver a los tiempos dorados de cuando Jesulín, Finito, Aparicio, incluso El Litri o Chamaco, llenaban La Maestranza de novilleros, pero sí que los que vengan a Sevilla lo hagan, al menos, más placeados.
El resultado del festejo podría ser el esperado. Los novillos de La Quinta no son el carretón que, por desgracia, es lo que más conocen los debutantes. Con sus dificultades pero con mucho que torear y ofrecer, con una terna de más experiencia, podríamos haber visto varias orejas. Aitor Darío que se apoda “El Gallo” ¡Ahí es nada! Era el único con algo de experiencia con caballos, pero no la demostró, si bien en el cuarto bis, un sobrero de Guadaira con mucha “guasa”, el hombre estuvo muy digno. La banda tuvo el detalle de tocarle el pasodoble “Gallito” al doblar su primero. Es que estamos en todo. Ferrater Beca hizo lo más destacado de la noche en su primero. Tiene un buen concepto del toreo, engancha a los novillos por delante e intenta llevarlos largos. Aunque la faena tuvo varios enganchones y tropezones al torero, si lo llega a matar bien, igual hay premio. El otro debutante, Jesús Muñoz, necesita más bagaje. Sus dos novillos, aun con sus dificultades, tenían la faena que no vio.
Anoche, primera novillada de junio de abono, tuvimos varias novedades. El horario de 21:30 se agradece por la temperatura, frente a la tarde de los domingos, si bien no se notó en la floja entrada, donde estábamos el abono y poco menos, porque muchos vecinos no asistieron. También tuvimos la novedad de que los picadores se retiraron por la puerta de arrastre para seguir por el callejón, con lo que gana en agilidad. No sólo le ganamos los 12-15 minutos al festejo, sino el tiempo muerto de estar dos minutos en cada novillo, esperando exclusivamente que el picador se retire lentamente del ruedo. Ahora que el desolladero ha perdido esta utilidad, podría plantearse que incluso los caballos salieran por esa puerta, con lo que ganaríamos no solamente otros dos minutos por toro, sino el tiempo muerto de ver venir al picador a colocarse en suerte mientras los peones dan capotazos para fijar al toro. Otra novedad, al menos hasta ahora no me había fijado, es que a los novilleros le ponen en el programa oficial su @ de localización en Twitter. Lo digital va llegando a los Toros.