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Como saben, La Real Maestranza de Caballería de Sevilla está haciendo una magnífica colección de pintura taurina contemporánea con los cuadros de los carteles de la Feria de cada año. Vaya por delante que de Pintura entiendo todavía menos que de Toros, de forma que este artículo es de ignorante total, igual que los que escribo como aficionado a los toros, pero vamos a ello.
Como cada año los aficionados esperamos el cuadro porque muchos de ellos han sido, digamos, modernos, y nos han dado para tertulias apasionadas y jocosas. Pero en los dos últimos años, no sé si por encargo directo, o por inspiración artística, los cuadros han gustado mucho. Cuano leí que el pintor al que se le había hecho el encargo este año era hiperrealista, ya sabía que me iba a gustar, y efectivamente, así ha sido.
El Chileno Guillermo Muñoz Vera ha pintado una Maestranza con los tendidos vacíos donde la sombra retadora de un toro parece indicar que está a la espera del público para que empiece el espectáculo. Los expertos dicen que “la obra está adscrita a un realismo objetivo, pero sin llegar al hiperrealismo, interpretando la realidad con cierta creatividad”. A mí, simplemente me gusta.
Lejos de otros polémicos cuadros, como el pinchito de toro de Barceló, el medio toro del “fotochó” o el pastiche infumable del corta pega donde pueda, de la goyesca, este cuadro ha gustado a casi todo el mundo. La única pega que he leído es que esperan que el pintor no haya tenido una premonición, por lo de los tendidos vacíos ante el mediocre abono que nos espera.