Hay diferencia entre una corrida variada y otra desigual. Cuando un aficionado te dice que la corrida ha sido variada entendemos que ha habido de todo, entre lo bueno y lo malo, pero cuando te dice que ha sido desigual entendemos que ha estado entre malo y lo peor. Pues la de ayer además de desigual fue una limpieza de corrales. No se puede venir a la Feria de Sevilla, en farolillos en día de no hay billetes, con toros que han ido desde cinqueños largos a cuatreños muy cortos, y con unas hechuras muy dispares. Una autentica limpieza de corrales. El comportamiento, además ha sido malo en general, desde los que no querían embestir, a los que lo hacían sin clase o mansos. Muy mal Garcigrande, Domingo Hernández Menos mal que Juan Ortega nos salvó la tarde en el último.
A Morante es un lujo verlo hasta con el toro malo, todo lo que hace está impregnado de su torería, aunque ayer poco de lucimiento pudo hacer. Luque está en un momento que les puede a todos los toros. Su primero se movía sin clase y su segundo fue manso, pero se agarró a él como a un clavo ardiendo, y base de pundonor fue sacándole los pases que el toro no quería. Con el público a favor le empezaron hasta a tocar la música de una banda muy predispuesta, menos mal que el torero la mandó callar, y siguió allí peleándose con el manso con sus “luquesinas” y todo. Estocada caía y una oreja.
Juan Ortega es un torero exquisito, al que algunos aficionados llaman de culto, pero que cuando torea poner de acuerdo a los cultos y a los incultos. Y es que torea muy despacio, hace que los toros le embistan a la velocidad requerida para que aquello de pueda paladear. Las tafalleras del quite al primer toro de Luque fueron un compendio de armonía y limpieza, y al último toro de la tarde, el único que embestía por derecho, le compuso una faena de esas que se quedan para el recuerdo a los sones de «Manolete». Con el toro embistiendo a la velocidad de los toros mexicanos, Juan lo llevó pegado a la muleta en una obra que iba a más en cada pase. Dos orejas muy merecidas.
Antes de los toros decepcionó la muy pobre entrada, sobre todo en los tendidos de sol. Después de la pandemia donde con un aforo limitado al 50% las plazas parecían llenas, me siento incapaz de dar una estimación de la entrada, pero calculo que no mucho más allá de un tercio de plaza. Con este cartel y con antecedentes de esta plaza, ignoro qué ha podido pasar. El día, los precios, el cansancio de la afición. Y dicen que para hoy con Juli, Manzanares y Talavante, la cosa no pinta mejor. Un gran problema que tendrán que resolver los interesados.
Los garcigrandes decepcionaron de principio a fin, reuniendo muy pocas características de lo que se pide de un toro bravo. En general distraídos, mirando a los tendidos, remisos para embestir, desrazados, abantos, mansotes, queriéndose rajar, trabajosos para las cuadrillas, rápidos de patas y hasta violentos. Dicen que las cuadrillas son a los toros que más temen para banderillear, y demostraron que tenían razón cuando alcanzaron a dos grandes subalternos como Juan José Trujillo y Alejandro Sobrino que se libraron de males mayores de verdadero milagro, especialmente la de Sobrino fue dramática con el toro encelado con él y tirándole derrotes a diestro y siniestro. Además, tuvimos que ver cantidad de pasadas a una sola mano por las condiciones de los toros.
A pesar de todo, cuando alguno se equivocaba y metía la cara después de muchas voces, eran casi suabones, y algo de calidad pudimos ver en los lances y muletazos de Morante, una faena de poder de El Juli a su primero y dos faenas de mucho mérito de Daniel Luque, que se la jugó con sus dos toros, con mucha técnica y sobrado de capacidad y serenidad. A su primero lo mató de una gran estocada y se llevó dos orejas, y en su asustó al tendido a base de un arrimón de época. Otra oreja.
En estos tiempos de amargura, inseguridades y angustias que nos está tocando vivir, nos cuesta mucho concentrarnos en las cuestiones relacionadas con el ocio y el entretenimiento. Así, en las conversaciones entre aficionados se habla de todo menos de toros.
Primera cuestión: ¿Habrá toros en primavera en Sevilla?
La respuesta mayoritaria es que no. Basándose en los acuerdos de la Asociación Nacional de Empresarios Taurinos (ANOET), la empresa de Sevilla puso como condición poder llegar al 50% del aforo de la plaza de toros para poder dar espectáculos. Actualmente en Andalucía rige la norma de una distancia de metro y medio entre asistentes. En La Maestranza, para poder cumplir estas condiciones, sería acomodarnos en una fila sí y otra no, y dejar no menos de tres sitios de distancia entre asistentes. Estamos hablando del 12,50% del aforo, muy lejos del 50% que exige la empresa. Ésta ha puesto en marcha toda la maquinaria de la temporada, taquillas, abono, entradas, campaña de publicidad, etc., avisando a sus abonados que lo perderán si no lo renuevan, o sea que han tenido que empezar a pagar ya.
La evolución de la pandemia, las olas que no cesan y las vacunas que no llegan, no nos hacen ser optimistas para que el día 18 de abril, a menos de un mes, cambien tanto las cosas como para que podamos estar codo con codo en la plaza de toro. Y digo codo con codo porque el 50% en La Maestranza es tener a cuatro personas pegadas, aunque sea en diagonal. Con el Covid19 estamos tan acostumbrados a no recibir buenas noticias, que la percepción general es que no habrá toros en primavera en Sevilla.
Segunda cuestión: ¿Qué pasa entre los maestrantes y la empresa?
Los maestrantes siempre habían tenido una política de comunicación discreta, casi nula podríamos decir. Poca gente fuera de Sevilla sabe la ingente obra social, cultural y de mecenazgo que hacen. Últimamente esto está cambiando. D. Luis Manuel Halcón, diputado de plaza de la junta de gobierno de la Real Maestranza, ha concedido una serie de entrevistas tanto en medios locales, en los que dejaba entrever cierto malestar con la empresa. Pero ha sido en la entrevista publicada en El País por el periodista Antonio Lorca, en la que claramente los maestrantes se han manifestado dolidos por un pleito interpuesto por la Empresa Pagés, por el que les piden seis millones de euros, por cuestiones de interpretación del IVA del canon del contrato de la plaza de toros. Afirma el Sr. Halcón que muy pocos maestrantes entienden que después de esto se pueda mantener una relación cordial con la empresa, llegando a abrir la puerta a otros modelos de gestión cuando acabe el actual contrato en 2025, por la “experiencia tan dura con una familia que nos ha demandado”. Según las cuentas anuales de la sociedad Sevilla Pagés, S.L., depositadas en el Registro Mercantil, el cash flow generado en los ejercicios 2018 y 2019, se aproxima a los dos millones de euros, por lo que el negocio no parece ir mal.
Es la primera vez que leo a los maestrantes expresarse en estos términos tan claros. Varias generaciones de aficionados sólo hemos conocido la gestión de la empresa Pagés en Sevilla, y cuando ya pensábamos que no veríamos otra, se abren otras expectativas. La pandemia está cambiando todo.
Tercera cuestión, por fin: ¿Qué nos parece el abono?
Es un abono especial por las circunstancias del Covid-19. Reducido en comparación a los de los últimos años. De 15 corridas de toros, una de rejones y 7 novilladas del fallido abono de 2020, pasamos a 11, 1 y 2, respectivamente, 9 festejos menos. Además, no empieza en el tradicional Dominado de Resurrección. Se programan sólo 10 festejos en primavera y 4 en septiembre.
De los toros y toreros, más de lo mismo, pero más concentrado aún. De las 11 corridas de toros, todos del encaste mayoritario, menos Miura y Victorino, con el agravante de que, a pesar del reducido número de festejos, dos hierros, Juan Pedro Domecq y Garcigrande, hacen doblete. Supongo que la concentración de figuras y sus exigencias habrán llevado a la empresa a semejante decisión.
De los toreros también más de lo mismo, con poca variedad y menos sorpresas agradables. Sólo la inclusión de Juan Ortega tres tardes y el anuncio de Morante de la Puebla con Miura llaman agradablemente la atención. Eso sí, son todos los que están. Cuatro tardes tiene Morante, tres Roca Rey, Pablo Aguado, Manzanares y el ciato Juan Ortega y dos El Juli, Perera Urdiales, Luque y Ferrera. Con 16 nombres se copan los 33 puestos posibles. Es lo que hay.
Que la plaza de toros de Sevilla ha periodo su personalidad, y hace varios años, es un hecho evidente. Los que dan las características de una plaza de toros son sus abonados, y, actualmente, rondando éstos los 2.000, la plaza de toros de Sevilla es lo que el público asistente y el presidente de turno quieran.
La profesionalidad y el poderío de El Juli están fuera de toda duda. A su noble primero le hizo una lidia moderna en donde no recuerdo ni un pase clásico fundamental. Toreó con el revés del capote, muletazos sin moverse del sitio, redondos etc. Sí, mucho poderle, pero poco más. Mató de pinchazo y estocada, el público de puente festivo, pidió minoritariamente la oreja, y sorpresivamente, un presidente que parecía también de puente festivo, se la dio. Ya metidos en feria de farolillos, a su segundo, que sí lo toreó con más profundidad, las dos y vuelta a un toro que no opuso ninguna resistencia ni dificultad, noble y dulce. Resultado: una Puerta del Príncipe de las más baratas que recordamos.
El primer toro lo brindó El Juli a Manuel Benítez “El Cordobés” y, en su honor, al segundo muletazo la banda, sumándose también al día de farolillos, se arrancó por “Manolete”, y en su segundo “Suspiros de España”. Con lo bien que suenan estos dos pasodobles interpretados por esta banda.
La corrida, bien presentada, fue noble y con poco poder y emoción. El primero de Morante se paró pronto y el segundo embestía muy descompuesto para su toreo. Perera se ha pasado toda la tarde intentando encontrarse, sin conseguirlo.
Pero si recuerdo algo de esta corrida, son las soberbias verónicas de Morante de la Puebla a su primero. Como decíamos cuando íbamos a ver a Curro, con eso tenemos ya pagada la entrada. Lo demás fue triunfalismo y desmesura.
Anunciado el abono de 2019 de la Plaza de Toros de Sevilla, nos ha resultado, en principio, con muy pocas novedades con respecto al anterior, como más de lo mismo. Por ello vamos a compararlo con el de 2018, para ver conocer los parecidos y diferencias.
Lo primero a destacar es que exactamente igual en su estructura al del año anterior: 23 festejos, de ellos 15 corridas de toros, 7 novilladas con picadores y un festejo de rejones, y en los mismos días. Domingo de Resurrección, domingo intermedio, festejos continuados desde el miércoles de preferia, hasta el domingo de miura, con los rejones el domingo. 6 novilladas después de Feria, incluyendo el día del Corpus, con otra para los triunfadores el viernes de San Miguel, y dos corridas de toros en sábado y domingo. Copia del año anterior, excepto que en Feria se incluye una corrida mixta para dar entrada a Digo Ventura.
Las ganaderías también repiten la inmensa mayoría: Victoriano del Río, Torrestrella, La Palmosilla, Victorino, Fermín Bohórquez (rejones), Garcigrande, Cuvillo, El Pilar, Juan Pedro, Fuente Ymbro y Miura. En total repiten 12 de 14, más de un 85%, muy poca rotación y poca diversidad de encastes. Salen del abono Las Ramblas y Matilla, y entran Santiago Domecq y Daniel Ruiz.
Con respecto a los matadores de toros hay algo más de variación, aunque repiten la mayoría: Morante, Ferrera, Manzanares, Roca, Pepe Moral, Pablo Aguado, Luis Bolívar, Rafael Serna, Perera, Escribano, El Juli, Castella, López Simón, José Garrido, Ginés Marín El Cid, El Fandi y Alfonso Cadaval. En total repiten 18 sobre los 28 del año anterior. Se mantienen como base del abono dos tercios de la nómina de matadores, sin contar con los que vienen dos a más tardes. Salen con respecto al 2018, los que no están en activo Padilla y Talavante, y Ponce, la mayor sorpresa, Curro Díaz, Román, Javier Jiménez, Lama de Góngora, Joselito Adame, Luque y Juan Bautista. Son novedades: Luis David, Joaquín Galdós, Emilio de Justo, Urdiales, Álvaro Lorenzo, Cayetano, Ureña, Octavio Chacón y Ángel Jiménez (alternativa).
Con respecto a los precios de los abonos hay que ir preparando la cartera, porque este año la empresa parece que nos ha quitado el descuento del 10% que tenía el abonado sobre el precio de las entradas en taquilla, con lo que las ventajas para el abonado se han anulado, quedando sólo la reserva del sitio. Así, para las entradas más numerosas de tendidos de sombra y sombra alta, la subida está entre un 11,5% y un 12% en general, excepto la sobra alta de los tendidos 4, 5 y 7 que sólo sube un 1,5% debe ser porque era lo último que se vendía de sombra. El sol tiene unos incrementos de precios más significativos. En el sol alto y los tendidos altos, sí está entre el 9,5% y el 12, 5%, en general, pero en los tendidos bajos el incremento es de media del 17%.
Como resumen podemos observar un abono con muy pocas novedades con respecto al anterior y bastante más caro.
Como sé que lo primero que quieren ustedes saber es si estamos de acuerdo con el indulto, lo diremos rápido: depende. Y soy de los aficionados que piensan que el indulto es un premio excepcional para un toro excepcional en TODOS los tercios. De los que debieran de darse dos o tres al año, y no los “tropetecientos” actuales. En este sentido no estoy de acuerdo. Por otra parte, tenemos la corriente triunfalista de los que creen que cada tarde tiene que haber triunfos, y mientras más mejor. Que cinco orejas y un indulto llenarán la plaza los próximos días por las expectativas de los asistentes de volver a ver algo grande. Si a esto unimos la corriente de pensamiento acomplejado, que argumenta que, para contrarrestar a los animalistas, nosotros somos tan bueno que perdonamos la vida todos los toros que se la merecen, comprenderán ustedes que los indultos abunden. Pero el indulto este de “Orgullito” ha tenido un componente esencial, el público, influenciado por los argumentos expuestos, la ha pedido mayoritariamente, y como este es un espectáculo democrático, el presidente lo ha concedido. Punto.
La corrida de Garcigrande ha dado un gran juego, y El Juli ha sorteado un lote extraordinario. A su primero, todo lo que le faltaba de cara lo tenía de calidad y de nobleza. Obediente durante la faena de muleta y con duración, como si estuviera con el carretón. Cuando a la embestida de un toro le falta emoción, esta la debe de poner el torero, y a la faena de El Juli le faltó alma. A pesar de ello y después de una estocada, le dieron las dos orejas. Su segundo no dijo nada en los primeros tercios, de hecho, El Juli ni lo toreó de capa. A la salida del último puyazo en la paletilla, el banderillero lo llevó de largo y el torero sí lo tereó a la verónica. Ahí creo que lo vio, y lo brindó al público. En la muleta fue el toro soñado, con clase, calidad, recorrido, ritmo y duración. El Juli se hizo una faena de ensueño, obligándole a cambiar de ritmo y de dirección como y cuando quiso. Una faena como supongo que habría soñado hacer en Sevilla. Ahí queda eso, cuatro orejas, Puerta del Príncipe y triunfador de la Feria.
El lote de Ponce también fue bueno, más exigente, pero de orejas. Al torero se le vio con ganas de agradar, pero su primero lo trasteó muy despegado, sin ajustarse y en diagonal. La faena a su segundo fue más más limpia, aunque tampoco es que toreara muy ajustado, aun así, y a remolque del triunfalismo comentado cortó una oreja. Talavante, muy desganado, tiró por la calle de en medio a la primera dificultad del tercero, y lo intentó con el encastado sexto, pero con muy poca convicción. Así no se puede venir a Sevilla.
Los Toros son, probablemente, el espectáculo en que menos se ha cuidado al cliente que paga. Piensen que en pleno siglo XXI estamos viendo corridas en las mismas condiciones que las veían nuestros antepasados del siglo XIX. En los tendidos de La Maestranza, la misma piedra, el mismo poco espacio, el mismo sol, la misma lluvia. En definitiva, la misma incomodidad. Otros espectáculos has evolucionado con cubiertas, aire acondicionado, sillones y otras comodidades propias de los tiempos modernos. Pero en los Toros somos más tradicionales, queremos las cosas como antaño, incómodas.
De la corrida de Garcigrande poco les voy a poder contar, sólo he visto muchos kilos y poca casta. Un desfile de toros descomunales, que no tenían ni bravura ni casta para mover semejante masa. El cartel más “rematado” de la Feria, se vino abajo por algo previsible, con tantos kilos es difícil moverse. Con tanto paraguas alrededor y evitando los temidos chorreones, no es posible mantener un dialogo serio, pero algo hemos hablado sobre el por qué hemos sacado a los toros de los tipos de sus encastes, por qué los equipos gubernativos echan tanto toro para atrás por “falta de conformación zootécnica”, creo que le dicen, por qué tanto toro falto de casta, por qué tanto toro parado. En resumen, por qué tenemos tantas y tantas tardes en las que pasa tan poco en el ruedo.
Morante y Talavante han pasado desapercibidos y El Juli ha cortado una oreja de farolillos en el único que medio se ha movido, el único que parecía tener una masa corporal normal. Poco, muy poco para el cartel más “rematado” de la Feria.
La polémica suscitada en la tarde de ayer al negar el presidente de la plaza de toros de Bilbao la segunda oreja, mayoritariamente pedida, tras la faena al segundo toro de El Juli, volvió a dividir a los aficionados. Vaya por delante que la faena de El Juli al quinto toro de Garcigrande fue cumbre. Enganchando al toro por delante, tirando de él y ligando. Además, le puso lo que muchas veces le hemos echado en falta al toreo de este matador, sentimiento. De todos es conocida la técnica y el poderío del torero, que lo tienen en figura desde hace años, pero ayer el Bilbao, además de todo lo que le conocemos, la faena tuvo alma, por eso emocionó. La mejor faena que le hemos visto en los últimos años.
También conocen, que desde que este señor encabezó movimientos restrictivos para la competencia como el G10 o el reciente G5, estuvo en el punto de mira de muchos aficionados, entre los que me encuentro. Pero ello no es óbice para que la faena de ayer me emocionara, como a muchos de los que nos gusta el toreo. Lo de la segunda oreja entra ya dentro de las apreciaciones de cada uno. Los triunfalistas hablan de la cantidad de enemigos que tiene la Fiesta actualmente, y de la falta que hacen estos zambombazos para ponernos en órbita. De ahí también se derivan los 60 indultos que tenemos ahora por temporada. Los ortodoxos hablan de cánones del toreo de siempre y del feo “julipie” con que suele el matador acabar sus faenas. El de ayer en Bilbao, además de feo, cayó bajo, de ahí que el presidente no concediera el segundo trofeo. Un experto curtido en mil batallas en Bilbao como Enrique Ponce, dio la clave tras cortar la oreja a su primero, “esta faena matando al toro arriba es de dos orejas en Bilbao”.
En el Toreo hay un dicho: “Lo que emociona no se analiza”. Si yo ayer estoy en la plaza hubiera pedido las orejas a El Juli (pues no habré pedido orejas a Curro sin fijarme en como mataba), pero también entiendo a los que apoyan al presidente, con esas formas de ejecutar la suerte suprema y esa deficiente colocación de la espada, no merece el premio extraordinario, que vuelva a matar por derecho y arriba. Total, todos tenemos razón.
Con la ganadería de Garcigrande no es extraño el baile de corrales en Sevilla. Hasta 14 toros se reconocieron, según el parte de la autoridad, para no aprobar ni una corrida completa. Solo cinco toros de la ganadería titular saltaron a la arena. Pero es evidente que esto es un problema generalizado en la cabaña brava actual, donde los apoderados y las figuras (el cliente que cobra), han venido exigiendo un producto cada vez más noble, más «toreable» y con menor poder. La consecuencia es un toro cada vez más descastado y menos bravo que no convence al aficionado (el cliente que paga). En vez de montar un espectáculo al gusto del aficionado, se monta al gusto de los toreros. Ejemplos de esto fueron la corrida del martes, insufrible por aburrida, floja y descastada, y la de ayer, donde apenas pasó nada.
Y no pasó nada porque con la sosería de los toros era difícil emocionar a los asistentes. El primero de El Cid era muy noble por el pitón derecho, por el que hartó de torear sin ninguna emoción. A su segundo, que se quería rajar, le hizo una faena en los terrenos del sol, mas compuesta. Lo de Daniel Luque es un caso digno de estudio. Lleva cinco o seis años colocado como la figura que nunca ha sido, y sigue sin justificar ni su inclusión en la corrida estrella del Domingo de Resurrección, ni su repetición año tras año en abono. Arturo Saldívar ha demostrado su valor en dos faenas en las que ha estado muy quieto, pero tampoco pasó la cosa a mayores.
Algo que se debería cuidar son los brindis al público. Ayer lo volvimos a ver en un toro en el que no se auguraba el éxito. Parece que es algo que se hace para justificarse, para poder decir «venia muy dispuesto y con mucha ilusión, incluso brindé al público, pero el toro no me ayudó».
Hemos visto un buen tercio de varas a cargo de Juan Bernal. Dado lo extraño de que los toros empujen, Luque gritaba a su picador «vale» mientras el toro estaba a punto de derribarlo. Es mejor sacarle el toro a un picador en apuros que gritarle cuando no debe soltar el palo. Al final derribó y tuvo que salir El Cid para alejar al encelado toro del caballo.
Y los aficionados siguen protestando otra tarde vacía.
La Feria de Bilbao es la gran feria del Norte por definición. Va el toro serio y con pitones y suele tener un público exigente. En lo primero sigue siendo gran feria, en lo segundo, ya menos. Y digo menos porque las entradas han sido muy pobres, paupérrimas durante los fines de semana, en los que no han ido las figuras. O cada vez quedan menos aficionados en el norte, o son iguales de pobres que en el resto de España y no tienen dineros para pagar las caras entradas.
Las corridas, en general, excelentemente presentadas. Toros serios por delante, como tiene que ser, alguno con menos remate por detrás, pero eso es lo de menos. Lo importante es que asuste al salir, y lo que sale en Bilbao asusta y mucho.
En mi modesta opinión, la mejor corrida la de Jandilla, con dos toros muy buenos, encastados y con poder, a los que cortaron las orejas y otros dos buenos. Muy interesante la última de Victorino, encastada, con algunos muy nobles, y entretenida. Parece que este ganadero deja lo mejor de la camada para Bilbao. Muy buena nota la de La Quinta, seria y noble. También buena la de Alcurrucén, muy bien armados, nobles y de un juego más que interesante. La de Garcigrande mansos, flojos, manejables y desorejables. Suspenso para la de El Pilar, descastada, para la de Adelaida Rodríguez muy justos de fuerza, de los que echaron dos para atrás, y para la de Fuente Ymbro, que según su ganadero estaba enferma, pero que no retiró.
En lo referente a los matadores nota alta para un rejuvenecido Enrique Ponce, con una faena de las suyas, pero de hace seis años. Lástima que sólo pise el acelerador en Bilbao. Bien El Juli, excesivamente premiado. Muy centrado Perera, haciendo su toreo encimista. Clásico el toreo profundo de Fandiño que mereció mayor premio con la de Jandilla. Bien Escribano, Bolívar, Pinar, Aguilar y del Álamo, que también cortaron oreja. También deja muy buena impresión Ferrera sin cortar oreja en la de Victorino, pero muy centrado. En esta última destacó Urdilaes. Lástima la cornada de Fortes, pero se veía venir porque no estaba recuperado de otra en el gemelo y pareció algo insensato en la cara del toro. Le deseamos una pronta y completa recuperación.
Otra cosa. Los mano a mano de El Juli y Manzanares con los de El Pilar, artificial y un fracaso, y el de Perera y Fandiño con los Fuenta Ymbro, menos artificial pero otro fracaso. En la temporada “low cost” de los mano a mano, parece que no dan el resultado adecuado.
Mención aparte merece el único presidente de Bilbao, el Sr. Matías. El que nos sepamos su nombre ya es mala señal. Es difícil de explicar, pero Matías y Matías no tienen el mismo criterio. Además, no parece adecuado que el presidente se deje echar el brazo por encima por el ganadero que lidia.
En resumen, toros muy bien presentados, toreros dispuestos y poco público para verlo.
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