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Hace algunas fechas asistimos a una mesa redonda en homenaje a Curro Puya, organizada por su Peña Trianera y celebrada en su sede. Este acto también está organizado dentro del ámbito de la Exposición de Joselito y Belmonte, una Revolución Complementaria, y que se anunció en la última mesa redonda celebrada en el recinto del Castillo de San Jorge.
Para hablar de él, en la mesa estaban Finito de Triana, Alfonso Ordóñez y El Pío. Tres magníficos subalterno y tres entrañables amigo de Curro. El público, mayoritariamente compuestos por peñistas, profesionales del toro ya retirados. Un conjunto de “Toreros viejos” como le llamó el moderador Sr. del Moral.
Al empezar, y a petición de un asistente, se guardó un minuto de silencio. Después, los integrantes de la mesa, fueron desgramando recuerdos y anécdotas de sus vivencias con Curro Puya. El Pío destacó sus primeros tiempos de novilleros donde torearon mucho juntos, indicando que Curro iba para figura por lo bien que manejaba capote y muleta, que formó varios escándalos de novillero y que cuando recibió la grave cornada que le cortó las ilusiones y lo pasó al escalafón de subalternos, quizás no tuvo la paciencia suficiente para recuperarse del todo, porque condiciones tenía para ser figura.
De Alfonso Ordóñez me quedo con las anécdotas de su paso conjunto por la cuadrilla de su hermano, el maestro Antonio Ordóñez. Eran otros tiempos, otras exigencias y otros respetos. El maestro exigía a los subalterno como se exigía él mismo. El toro se colocaba con un capotazo o dos y había que saber banderillear en cualquier circunstancia con el toro sin colocar. Cuando iban a matar un toro al campo, si el maestro iba de luces, la cuadrilla también, pero les pagaba el 150% de los honorarios de una corrida, no quería que tuvieran que salir de su casa sin ser recompensados. También comentó que el año que se retiró les liquidó casi el doble de las corridas de las toreadas. Destacó que Curro fue siempre un subalterno eficaz, fiable y leal.
Finito comentó muchas anécdotas tanto de sus tiempos jóvenes como contemporáneas, destacando el carácter amable de Curro en cualquier circunstancia y de la unión que entonces había entre los profesionales, que se ayudaban siempre los unos a los otros tanto dentro como fuera del Toro. También hablaron muchos de los asistentes entre el público, destacando la bondad de Curro y contando multitud de vivencias emocionantes.
Terminado el acto, el presidente de la Peña entregó un bonito recuerdo a su viuda Lola y a los miembros de la mesa.