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En los últimos años la empresa ha reservado el sábado de feria para los toreros mediáticos, que atraen a mucho mas publico que aficionados. Aprovechando el fin de semana cuando se acercan a Sevilla miles de visitantes ávidos de disfrutar de nuestra feria, programan, con inteligencia, un festejo donde los toreros le suenen al gran público y ya que estamos en Sevilla ¡Vamos a los toros! Pues en el festejo de ayer parecía que nos habíamos adelantado un día de la cantidad de visitantes que había, la mejor entrada de la feria, quitando los rejones que tienen su propio público. Con decirles que hasta hubo conato de acompañamiento a palmas acompasadas al romper la banda el pasodoble al último toro de Adame, se pueden ustedes ustedes hacer una idea de la cantidad de foráneos que había en la plaza. Ojo, que bienvenidos sean, pero esto sirve de introducción para entender como se desarrolló el festejo.
Joselito Adame ha cortado una oreja en su segundo, después de unos cuantos descabellos, y pudo cortar otra en el tercero de no marrar a espadas. Ignoro la cantidad de paisanos que han venido a verle, leo que hay yates de lujo mexicanos en la dársena que dan recepciones y todo. Ha brindado los dos toros al público y ha estado muy bullicioso. En su primero quitó por lopecinas, y con el aire y las prisas a punto estuvo de inventar el quite del capirote, por dos veces. Pero ha tenido suerte con su lote, le han embestido los dos dos toros con codicia y él ha hecho lo que sabe, de forma que no le vamos a poner un pero a su triunfo.
Si ya nos quitamos el sombrero con Ponce por cumplir su compromiso de venir a Sevilla el sábado después de su grave cogida, hoy le tenemos que volver a agradecer sus gana de agradar. Su primero se derrengó al primer pase y tuvo que matarlo, pero en su segundo se esforzó en estar bien y, tirando de oficio, compuso una buena faena, aunque sin embraguetarse. Lo mejor los ayudados por bajo finales, con una preparación que más bien parecía del tauro-pilates de Dávila Miura, pero que después resultaban ayudados por bajo larguísimos, como un ayudado y medio. Si llega a matar bien también le dan la oreja.
Castella estuvo como siempre.