Cuando en Madrid están por liarla, la lían. Cada vez que se anuncian figuras en San Isidro hay problemas con el ganado. El martes, otra vez, se echó para atrás toda la corrida del hierro titular, mejor dicho, no se estaban aprobando varios toros y el ganadero retiró la corrida, o lo quedaba de ella. Corrida de máxima expectación, con mucho “famoseo” en los tendidos, bueno para la Fiesta.
Supongo que la autoridad debe estar muy presionada por todos los lados. Tanto por la empresa como por las figuras, pero también por la opinión pública y la prensa, después de la mala presentación de la primera de Cuvillo (paradójicamente con Curro Vázquez también entre los apoderados). Este año los ganaderos lo están pasando mal, muy mal, como todos los sectores afectados por la crisis. Sobran muchísimos toros en el campo y están al criterio de las figuras y sus apoderados, que como hemos dicho muchas veces, son los que compran y no los empresarios.
Como sustituta de la corrida de Román Sorando se trajo una de El Torreón que no sirvió por floja, baja de casta y deslucida. Cuando las cosas empiezan así de mal, raramente acaban bien. El sector duro de Las Ventas sacó a saludar a Juan Mora en recuerdo y homenaje a sus dos orejas del año anterior, pero en su segundo le recriminó su forma de “coger el palito” de la muleta. El torero contestó que a su edad van no le iban a cambiar su forma de torear. Dejó pinceladas de su toreo clásico y de su forma de andarles a los toros que sorprenden por lo poco usuales hoy día. Así estamos, que lo clásico es novedad.
Manzanares mató de forma superior a sus dos toros y Cayetano confirmó que todavía no es torero para plazas como Madrid.