El programa oficial que amablemente nos reparten a la entrada incluye este año la novedad de los nombres de los mozos de espada. No creemos que esta información aporte mucho, no he visto ninguna crónica que diga que el diestro estuvo perfectamente atendido por su mozo de espadas y menos que añada su nombre. Pero desde hace un par de días incorporan la fecha de nacimiento de las reses lidiadas, y esa sí es una información que echábamos de menos. Por él también nos enteramos de que un peón vino vestido de “Maquillaje y azabache”. Y yo que creía que los maquillajes tenían distintos colores.
De los toros de El Pilar, 6 no pasaron reconocimiento y los seis que han salido han sido muy poco ofensivos por delante, en general, con muy poca fuerza, aunque nobles, metiendo la cara y con recorrido mientras duraron. El quinto fue un gran toro, bravo, con fijeza y transmisión. Puede que el toro de la Feria hasta ahora.
Decíamos lo de las distintas oportunidades porque de los cuatro toreros por los que apostó la Empresa como base del abono al ofrecerles cuatro tardes: El Cid, Castella, Manzanares y Luque, sólo Manzanares las ha justificado, y otros con menos como Fandiño y Mora sí han triunfado. Lo de Luque ayer volvió a ser incomprensible. Se dejó ir a su primero que era un toro de triunfo y en su segundo se perdió en una faena kilométrica con dos avisos. No entendemos cómo este torero lleva cuatro años colocado como una figura que no es.
David Mora, como decimos, sí aprovecho la última bala. Un toro que tenía mucho que torear y bien que lo hizo el matador. Colocado, seguro, entregado y con mucha pureza. Lo volteó de fea manera y por un sitio que si lo llega a calar era de cornada gorda. Faena maciza, lástima de estocada desprendida. Oreja de mucho peso.