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Hemos pasado un invierno muy entretenido con el boicot de los cinco toreros, el llamado G5, a la empresa de Sevilla. Entre comunicado y comunicado se nos ha ido haciendo el cuerpo a que esta guerra la perdía la afición de Sevilla con la ausencia del G5 de la Feria. Pero cuando esperábamos la respuesta de la empresa con un abono rompedor, esta responde con un abono con la misma estructura que el anterior, en donde en vez de abrir más los carteles, sustituye a Morante, El Juli, Manzanares y Talavante, por El Cid y Escribano (4 tardes), y Luque y Adame (3 tardes). Además, mantiene el precio de las entradas sueltas como si torearan los del G5 y rebaja el abono en sólo un 15%. El resultado, que pudimos ver en la primera del ciclo continuado es desolador. A un abono sin imaginación se ha respondido no sacándolo. Si en años anteriores esto que escribimos, eran los comentarios de un grupo de aficionados del Tendido 2, este año el grupo se ha quedado en menos de la mitad, por lo que muchos días voy a tener que asumir la responsabilidad de los mismos casi en solitario. Es lo que hay.
La corrida de ayer fue la corrida de los cinqueños. Los tres cinqueños lidiados superaron a los otros tres cuatreños. La suerte fue que se sorteó con criterio y cada torero pudo disfrutar de un toro boyante. El que mejor lo aprovechó fue del Álamo, que en su segundo cuajó una faena vibrante y artística que echó a perder con los aceros. El toro no era fácil y se lo dejó pasar muy de cerca tanto con el capote como con la muleta. El primero de Nazaré se paró, pero su segundo fue un buen toro que no aprovechó, y se quedó en el casi. Silveti que no apretó el acelerador en su buen primero, un toro con picante y sí lo hizo en el último, pero el material ya era distinto. La corrida deja un poso de que podría haberse ido a los corrales con algunas orejas menos.
Algo que hay que mejorar son los brindis al público, esto no es un compromiso. No se pueden brindar tres toros al público para no dar ni una vuelta al ruedo.