Como cada lunes de Feria hemos asistido en la caseta de la Asociación Tertulia los 40, a la entrega de trofeo que este Casino otorga al toro más bravo de la Feria de Abril anterior, que en este caso, y como no podía ser de otra manera, recayó en “Arrojado” de la ganadería de Núñez del Cuvillo. Su presidente, D. Ignacio Sánchez de Ibargüen, nos trató con la cordialidad de siempre y el ganadero agradeció el premio con unas sentidas palabras.
La corrida de ayer fue tediosa, con dos toros devueltos, y los lidiados muy flojitos, doblando las manos muchas veces. Ha sido noble, se ha dejado, alguno incluso metía la cara e iba largo si no se caía. Pues si los toros no han sido buenos, los toreros han estado por debajo de ellos. Castella es incompresible que esté anunciado cuatro veces en el abono. Como este público es santo, en su segundo le han aplaudido incluso cuando el toro se le caía en la faena de muleta. Tan santo es que ya aplaude hasta los pinchazos. Además, sonó la música con el toro por la arena, todo un desatino. Lo mismo pasa con Luque, no se puede justificar que esté anunciado otras cuatro veces en el abono. El último toro era noble e iba largo, de oreja, y se lo dejó ir en un mar de enganchones. Cayetano ha venido dispuesto. En su primero la suerte de varas no es que fuera un trámite, fue un simulacro de dos refilones. Sus faenas han ido de más a menos, en dos toros con posibilidades.
Para que digan que la fiesta de los toros no es cultura, ayer aprendimos que el soralla, que con “y” es un nombre de moda, es además un color, concretamente el azul soralla que lucía un subalterno en su terno “soralla y azabache” según el programa oficial, y bien bonito que era.