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Un año más, la dirección de ABC de Sevilla ha querido complementar su amplia información taurina con la opinión de un grupo de aficionados, confiándonos esa responsabilidad. Mis vecinos de tendido se han ido reduciendo en su número, sobre todo en los últimos años. De un amplio grupo de nueve o diez abonados de largo recorrido, hemos pasado a solo dos. La falta de emoción en el ruedo, el boicot de varias de las figuras a la empresa de Sevilla en las dos últimas temporadas, lo caro de los abonos y el que los abonados no tengamos ninguna ventaja, son algunas de las razones por las que muchos han pasado a sacar entradas sueltas. Así pues vamos a tener que asumir casi en solitario la responsabilidad de estos comentarios. Ustedes sabrán disimular.
Los pocos aficionados y público que ayer asistimos a la primera corrida del ciclo continuado hemos entrado a cuentagotas. Apurando el tiempo, hasta el final, por la cantidad de agua que estaba cayendo y que, afortunadamente, paró en el segundo toro.
La corrida también nos ha ido dejando detalles a cuentagotas. El lote de Adame noble, distraído y queriéndose rajar su primero, y mejor el segundo al que le cortó una merecida oreja después de haber estado muy seguro y mandón toda la tarde. Con sus dificultades el lote de Oliva Soto, punteando y quedándose corto su primero y con mucho que torear su segundo. Con casta y transmisión, ya avisó levantándole la cara a “Alcalareño” en dos grandes pares. Quizás necesitaba un torero de otras características o con más mando, porque Soto torea muy descubierto, y a la primera ocasión le echó mano y a la segunda también, librándose de un serio percance de milagro. Posiblemente fue un toro que de cuajarlo hubiera sido de triunfo grande. El lote de Esaú más soso, y el torero tampoco transmitió mucho, a pesar de sus evidentes ganas.
Lo peor la flojísima entrada para una corrida de preferia, y no vale como excusa el agua. Esto hay que cambiarlo.