Vaya por delante que Lorenzo Clemente es amigo desde hace años por lo que esto puede estar parcialmente sesgado, pero no me voy a quitar el gusto de elogiar su pregón porque ha sido extraordinario en fondo y forma.
Lorenzo es un reconocido jurista, socio de Garrigues y responsable de esta faceta en la Fundación del Toro de Lidia. Autor de varios libros de temática taurina, destacaría “La Tauromaquia a través de sus conflictos: Jurisprudencia taurina” de la editorial Aranzadi, o los dedicados a Morante de la Puebla y José Tomás, poniendo texto a fotografías de Andrés Loiro. Lorenzo es el principal responsable del éxito de la inclusión de la tauromaquia en el “bono cultural joven”, que había sido negado por el Gobierno, teniendo que llegar nada menos que al Tribunal Supremo para que se reconociera tal desaguisado.
El Pregón, precedido de pasodobles interpretados por la Agrupación Musical Torre del Oro y de las palabras de D. Ignacio Trujillo, Vocal de Cultura de Real Círculo de Labradores y Propietarios y de D. José María Jurado que presentó al pregonero, fue redondo de principio a fin. Empezó elogiando la sencillez con la que los sevillanos pasamos de la Semana Santa a la Feria, de los pasos a los toros. Muchos de sus pasajes acompañados en segundo plano, con la Marcha procesional Caridad del Guadalquivir.
Después nos habló del Ritual de la tauromaquia, de cómo se van haciendo distintos los aficionados en función de la plaza en donde vean toros y de con quién empiecen a verlos. Nos habló de las ausencias de los que nos enseñaron a ver toros y que ya no están para acompañarnos, de los “fantasmas” que nos acompañan ahora, y nos animó a llevar gente joven a los toros. Dedicó un capitulo a una visita que hicimos junto a otros amigos aficionados a Pino Montano, cosa que le agradezco personalmente. Habló de la evocación de los recuerdos de sus propietarios Joselito El Gallo e Ignacio Sánchez Mejías, de la importancia de sus aportaciones no sólo al toro sino a la literatura, y de que teníamos que esforzarnos en explicar con naturalidad la importancia de lo que han supuesto en nuestra historia.
También nos halló de que el Toro está unido a las fiestas de una gran parte de las localidades de España. Dedicó un capítulo aparte a Curro como fiesta pura y en su faceta de fuente del derecho como inspirador de sentencias taurinas memorables, incluso del Tribunal Supremo. Dedicó otro capítulo a Morante de la Puebla, del que se confesó partidario. De esto puedo dar fe porque he visto sentado junto a Lorenzo innumerables corridas de Morante y hemos disfrutado como pocos, sobre todo estos dos últimos años.
Como no podía ser de otra manera dedicó otra parte del pregón al tema jurídico, indicando que el Toro tenía en España la mejor protección jurídica posible con la ley de 2013 que regula la tauromaquia cono patrimonio cultural. Habló de los presidentes y de lo curiosamente reglamentado que está el espectáculo taurino, cosa impensable en otras actividades públicas artísticas y dio tres ideas básicas de cómo hay que defender la tauromaquia: Haciendo que se cumpla la ley de 2013 antes citada, luchando en el ámbito social y político y reservar las querellas como recurso sólo cuando sea necesario y defendiendo la tauromaquia en los despachos de los políticos, de los periodistas y de los líderes de opinión. Acabó citando lo inmensamente ricos que se están haciendo los de la industria de las mascotas, la alineación de la sociedad actual de los políticamente correcto y del pensamiento y el gusto único. “No queremos que nos impongan cómo tenemos que pensar y qué vivir. No estamos dispuestos a que nos digan qué es cultura. Nuestros ritos y nuestras fiestas las decidimos nosotros”.
Acabó hablando de los ritos y la belleza de la fiesta, de los éxitos de varios toreros y ganaderos y de la esperanza con que el aficionado afronta cada tarde. Aunque al empezar nos indicó que a un extremeño hecho taurinamente en la Plaza de Toros de Madrid, no le podía salir un pregón sevillano, y que como mucho sería un pregón “para leer”, lo cierto es que le salió un pregón muy muy sevillano, interrumpido varias veces por los aplausos del público que termino puesto en pie con una sonora ovación digna de Puerta del Príncipe.
No quiero terminar sin decir lo magníficamente organizado que estuvo el acto por el Real Círculo de Labradores y Propietarios, y elegancia y el señorío en el que estuvo envuelto todo. Enhorabuena.
Si quieren ustedes verlo y oírlo, le dejo a continuación el enlace. De verdad que merece la pena.