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Después de pasadas varias semanas desde el comunicado de los cinco toreros exigiendo a los maestrantes un cambio de empresa para contratarse en Sevilla, y sin tener más noticias que el comunicado de la empresa días después y la voluntad de los toreros de mantener su postura, los aficionados esperamos anhelantes alguna solución que ayude a la salida de este conflicto.
Si el llamado G5 (más uno añadiendo a José Tomás) no viene a Sevilla, nos podemos pasar un año sin ver a las figuras. Los aficionados somos la último mono en esto de los toros, a esto estamos acostumbrados, pero que las figuras se peleen con la empresa de Sevilla dándonos patadas en el culo no es un plato de gusto. Desde aquí hemos criticado abiertamente la postura del G5, sin que ello signifique defender a la empresa, a la que también desde aquí hemos aportado año tras año ideas para mejorar el abono, sin apenas ser oídos. Las figuras han venido años atrás a Sevilla en las fechas que han querido, con los toros que han querido, con los compañeros que han querido y por el dinero que han acordado. Esto del dinero siempre nos parece poco a todos, pero la ley de la oferta y la demanda supongo que también opera aquí, aunque malamente.
Ahora empiezan a aparecer las programaciones de las temporadas de algunos de ellos. José Tomás parece que se va a prodigar algo más y puede torear ocho “macro acontecimientos locales”. Morante lo va a imitar y programa sólo 30 corridas que supondrán un “acontecimiento especial”, y los sevillanos pasmados porque ninguno de estos acontecimientos será en nuestra plaza. Nos van a forzar a hacer un “año figurático” porque me está empezando a apetecer muy poco emigrar por otras plazas a ver a unas figuras que no han querido venir a La Maestranza.
Tenemos que seguir pidiendo una solución al problema. Los últimos en hacerlo han sido la Unión de Empresarios de Toros de España – UNETE (no se rían con lo de las siglas, por favor), que han pedido un entendimiento entre las partes para superar el desastre que podría ser un abono sin figuras, que dicen pondría a la Fiesta al borde del abismo. La empresa de Sevilla tiene un problema importante para confeccionar el abono de la temporada, que de consumarse el acuerdo del G5+1, será el peor de la historia, con una salida de abonados muy significativa que será, además, difícil de recuperar en el futuro.
Creo que lo que se está dilucidando va más allá del problema puntual de Sevilla y es un golpe de mano sobre quién manda más en el Toro. La mayoría de los empresarios son gestores de unas plazas que no son suyas y por cuyos arrendamientos tienen que pagar sus buenos dineros en forma de alquileres y pliegos de condiciones, para las de titularidad pública. El baile de empresarios gestores que hemos visto en los últimos años (Córdoba, Málaga y, ahora El Puerto por cercanía, o Zaragoza y otras muchas), indican que el negocio no parece muy rentable. Si ahora encima no pueden contar con las figuras pocos podrían cumplir sus compromisos.
Siento no ser muy optimista al respecto. El egoísmo, la falta de autocrítica y la visión a corto plazo han sido siempre defectos de todos los estamentos del Toro y esto no parece cambiar ahora. Estamos asistiendo a un declive progresivo de la Fiesta pero mucho más rápido de lo que podíamos pensar y con más enemigos dentro que fiera. Entre todos la matamos y ella sola se murió.