Otro ejemplo de los malos momentos por los que pasa la Fiesta es que en la festividad del Corpus en Sevilla se programe una novillada en vez de la tradicional corrida de toros. A pesar de ello, y de las altas temperaturas que había hecho a muchos sevillanos huir a las playas, la plaza presentaba una buena entrada, algo más de media, de un público animoso y con ganas de divertirse.
La novillada fue muy entretenida y, a ratos, emocionante. Tres novilleros con ganas de ser toreros y que no se querían ganar la partida, sí se las ganaron a los novillos de Villamarta, estando por encima de ellos. Muy variada de juego y comportamiento, tuvimos alguno mansito, parados, enterados, pero, en general, fueron nobles y se dejaron torear.
La primera faena de Filiberto no tomó altura pero mató de una buena estocada. Su segundo fue un novillo noble y Filiberto argumentó una faena de mucho poder, muy asentada la planta y, sobre todo, muy templada. Aunque mató de una estocada muy trasera le concedimos una oreja.
El limeño Roca Rey, al que lleva José Antonio Campuzano, se ha convertido en la revelación de la temporada, después de sus triunfos, sobre todo en Madrid. Y vino a Sevilla como tienen que venir los novilleros a jugársela. Se hizo presente siempre, entrando en variados quites. Su primero era manso y deslucido y todo lo puso el novillero a fuerza de exponerle, y de poderle. Sorprendentemente sonó la música a la primera tanda, y le ayudó a que se mantuviera durante toda la faena, que sin ser ni mucho menos redonda, al matar de buena estocada, se llevó su primera oreja. Su segundo era más noble y él salió a por todas. Primera serie de rodillas y faena, otra vez con música desde el principio, dominada por la quietud, el mando y el valor. Al entrar a matar se llevó un pitonazo en el escroto que lo dejó mermado y dolorido, pero entró a matar otra vez con arrestos y cortó su segunda oreja, pasando después de pasearla a la enfermería, que abandonó al final de la corrida para salir a hombros por la puerta principal. Eso sí, con dos porteadores, no estaba la cosa para castigar la zona herida, que ya hay que tener ganas de salir a hombros. Hasta en eso demostró que quiere llegar. Aquí hay torero de futuro si él quiere.
Pablo Aguado también demostró que quiere ser alguien en esto. Su primero tenía muy poca fuerza y era deslucido. Le sacó hasta el último pase, pero la faena no podía tomar más altura. Se vio con el sexto en los chiqueros, con sus compañeros habiendo cortado orejas y él por demostrarlo. Se fue a la boca de riego a recibirlo con tres faroles pero cuando se quiso poner de pie le echó mano, con una feísima voltereta de la que milagrosamente salió ileso y con ganas de volver a ponerse de rodillas a darle otro farol. El novillo, que pasaría por toro en cualquier plaza de tercera, desarrolló peligro, pero Aguado no quería irse de vacío, y alguna vez atropellando la razón, le hizo una faena voluntariosa, emocionante y, sobre todo, muy valerosa, saliendo otra vez cogido de mala manera, lo que no le importó para rematarla y cortar también su merecida oreja. Paso delante de este sevillano ante su público.
Como decía, tarde muy entretenida. Que la peor sea como esta.
@isanchezmejias