Esta semana nos ha mandado la empresa Pagés, el «Saluda«, adjuntando los carteles del abono sevillano, la lista de precios y la consiguiente información sobre la renovación de los mismos. Como cuando nos llega la cuenta en lo restaurantes que lo primero que miramos es el final, aquí miro primero el precio de mis abonos de tendido de sombra: 2.048 euros cada uno, dos 4.096 euros, 680.000 pesetas mal contadas, para entendernos. Yo no sé a ustedes, pero a mi ganar 2.048 euros me cuesta mucho trabajo y ahorrarlos, más. Quiero decir, que me parece muchísimo dinero.
La combinación de festejos es la misma que el año pasado: 19 corridas de toros, 2 de rejones y 8 novilladas. Primera reflexión ¿Cuántos festejos quitaríamos del abono? Segunda ¿A cuántos festejos iríamos si pudiéramos comprar nuestras entradas sueltas? No creo que repasando los carteles me salieran más de siete u ocho de entre los 29 programados.
Teníamos vanas esperanzas de que con la crisis económica en que estamos, que es mucho más grave y con peores consecuencias venideras de lo que nos quieren hacer ver desde el Gobierno, la empresa se iba a moderar, pero ya se ve que no: mismos festejos y subida de mi abono del 3%, por encima del IPC.
Otra cosa que nos llama la atención es lo que ahora denominan «tendido cubierto», que son las gradas impares remozadas, pero gradas de toda la vida al fin y al cabo. No entiendo esta manía en todos sitios de cambiarle el nombre a las cosas. Cuando se anunció la obra de las gradas con la pérdida de no sé cuantas localidades, nadie pensó que la empresa fuera a perder cargo en taquilla, y aquí está la respuesta, la grada nueva, perdón el tendido cubierto, cuesta 1.662 euros, frente a los 1.160 euros del año pasado: 500 euros más por poner bien los pies, subida del 43%, lo siento por estos abonados, aunque a lo mejor les merece la pena. Si hacemos cuentas, seguro que le ganan dinero a la obra.
Lo bueno para la empresa y lo malo para el abonado es la gran demanda de localidades que ha habido en estos años atrás, llevados por la bonanza económica de cuando nos creíamos que éramos ricos. A los aficionados de siempre se unieron los ricos, las empresas, los hoteles, los operadores de turismo, etc., todos los que entienden la Feria más como un escaparate social que como un espectáculo taurino. Si a esto añaden que una parte significativa del abono lo acaparan los reventas, da como resultado la plaza más cara del mundo.
Otra cosa es el periodo de pago. Mientras las empresas están estirando los mismos (¡pagar lo último!) y las administraciones públicas pagan a más 120 días, el abono completo lo tenemos que pagar con más de un mes de anticipación al primer festejo y, agárrense, nueve meses antes del último. Quisiera saber que hace la empresa con nuestro dinero todo este tiempo… aunque me lo puedo imaginar.
La situación económica actual, con el negro futuro que se avecina, va a afectar sin duda ninguna a los toros. Las grandes ferias se van a ir librando este año porque la demanda residual todavía va a aguantar, pero los festejos sueltos y las mini ferias, van a bajar de manera ostensible.
No quiero ser agorero, pero el año que viene creo que nos encontraremos con un abono algo distinto a este. Entre tanto, discúlpenme si estoy ocupado en reunir el dinero para las renovaciones.