Que Morante de la Puebla está en el mejor momento de su carrera es indudable. Viene superando una racha de toros sin faena de una forma serena. El viernes en El Puerto, con la de Núñez del Cuvillo, y previo baile de corrales, le tocó un primero en suerte, violento, de los que el año pasado no le daba ni un pase. Lo intentó, siempre con los pies asentados, sin un aspaviento, y le realizó una faena aceptable. Su segundo se lo devuelven (esa suerte) y sale un sobrero de Mari Carmen Camacho, engatillado y astifino. A fuerza de consentirle le estaba realizando una faena extraordinaria, toreando muy acoplado, muy cerca, sacando el engaño por debajo de la pala del pitón, dándole los tiempos al toreo y, sobre todo templando. ¡Señores qué temple! Una de las mejores faenas de los últimos tiempos, pero la maldita suerte quiso que tropezara el torero a la salida de una serie, y que cayera a merced del toro, que este tuviera el espacio suficiente para verle y tomar velocidad y que le metiera el pitón. Esto tiene Toreo del cielo al infierno en dos segundos.
Manzanares estuvo muy bien. A su primero lo toreó superior, quizás un poco afectado, pero haciendo las cosas bien, y sobre todo mató de forma excepcional ¡Qué espadazo! Además los peones no acosaron al toro y se quedaron mirando, y ya es raro ver eso ahora cuando las cuadrillas salen despavoridas de los burladeros nada más su matador hace la suerte suprema, como si fueran ellos los que tiene que matar al toro a fuerza de vueltas, y los toreros, sin autoridad para detenerles, tienen a veces hasta que agarrarlos físicamente. Con Paquirri los peones ni salían de los burladeros, ni con Paco Camino, y sin que el matador tuviera que hacer ningún gesto; ya se sabía cuando un toro estaba muerto. Con lo bonito que es ver morir al toro sin peones alrededor y sin más motivo que una buena estocada. Bien por Manzanares y bien por su cuadrilla, sin duda la mejor de la nómina de matadores. Con su segundo, peligroso, se la jugó con conocimiento y agilidad hasta conseguir hacerle faena de mérito y valor. Otro espadazo.
Julio Aparicio no está para torear. La verdad es que no está ni para vestirse de luces. Supongo que los empresarios que lo hayan visto habrán tomado buena nota, los espectadores desde luego que sí. A su segundo creímos que no iba a tener más remedio que torearlo de lo bueno que era, pero ni eso.
Esperemos que Morante se recupere pronto, lo de El Puerto ha sido un accidente, un tropezón de los que se olvidan pronto, y que vuelva con la misma seguridad que ahora. Me decían que el torero tenía 19 corridas en los próximos 21 días. ¡Maldita suerte!