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Ahora que habían conseguido meter en la plaza a familias enteras a compartir noche y cena. Ahora que habían conseguido meter en la plaza a grupos de amigos para hacer tertulia entre copa y tapa. Ahora que habían conseguido de forma milagrosa, meter en la plaza a pandillas enteras de jóvenes (y “jóvenas”) para hacer sus particulares “botellonas” viendo una novillada nocturna. Ahora que habían conseguido el éxito de llenar la plaza en el mes de agosto, se empeñan en poner chinitas en los zapatos de los asistentes, requisando de forma inmisericorde bebidas en las puertas.
Olvídense ustedes de meter las neveritas con hielo y cervezas. Los cuerpos y fuerzas de seguridad de La Maestranza se empeñaron anoche en requisar y confiscar cualquier mercancía peligrosa, ya fueran latas de cerveza, vidrio, botellas con tapón y otros elementos susceptibles de hacer pasar una noche agradable. Indudablemente cumplirán las normas, pero no es de recibo que tres miembros de la seguridad privada de la plaza, tres, bloqueen la Puerta del Príncipe haciendo abrir sin pudor, bolsas, bolsos, neveras y cualquier otro artilugio sospechoso. Si jueves pasado el señor presidente de una prestigiosa institución sevillana que asistía con su señora y otra pareja, comentó que le habían requisado la bebida, anoche, no comentó nada porque no volvió. Cuando el año pasado rozábamos el lleno cada jueves, este año se ve un tercio escaso. Ya saben una de las razones.
En lo referente a lo importante, los toros, el ganado de Cayetano Muñoz se movió mucho, algunos con clase incluso, y ofrecieron un juego variado e interesante. De la terna sólo destacó “El Manriqueño” que, con muy buenas maneras, cortó una oreja en el que abrió plaza y dio una vuelta en su segundo. Merecerá un puesto en la final.