Este medio día, en la caseta de feria del Casino Los 40, hemos celebrado la entrega del premio al toro más bravo de la feria anterior. El ganadero de “Orgullito”, D. Justo Hernández recogió de manos del alcalde de Sevilla, el precioso trofeo que otorga el Casino. Después de las palabras del Presidente, D. Ignacio Sánchez-Ibargüen, el secretario, D. Rafael Silva, leyó el acta del jurado, y después de la entrega, tanto el señor alcalde como el ganadero nos dirigieron unas palabras. Tras del acto, departimos hablando de toros y de toreros, hasta que llegó la hora de tirar para la plaza de toros.
La primera gran alegría de la tarde ha sido ver la plaza casi llena y sin el reclamo de las figuras. Es evidente que los toros tenían su tirón y que el sábado de “pescaíto” ayudaba, pero ver la plaza prácticamente llena es una gran noticia para todos. La corrida de Victorino Martín, en línea con la de los últimos años ha sido muy variada y entretenida. Las casi tres horas de festejo no han pesado en absoluto, porque en el ruedo ha habido emoción y verdad, y cuando se conjugan estos factores, y no se puede perder la vista del ruedo y el resultado siempre es muy satisfactorio para el espectador. Corrida, en general, brava y encastada y muy variada en edades, pesos, comportamiento y exigencia. En lo único que se ha parecido ha sido en la típica capa cárdena típica de esta casa y en su seriedad. Cuarto y quinto han sido ovacionados en el arrastre, y el primero de salida. Algunos toros han hecho una buena pelea en varas, otros han flojeado y a otros se les ha pegado demasiado. Como ven, variada en todo.
Ferrera ha estado muy bien toda la tarde. Después de su irregular temporada pasada, es una satisfacción verle otra vez con el sitio y el gusto que le llevó a torear en Domingo de Resurrección. Su primero vendía cara sus embestidas y Ferrera se las fue sacando con gusto y torería. Su segundo fue un gran toro, y Ferrera se rencontró con el toreo que lo llevó a ser diferente. Aunque esperábamos mejor toreo al natural, cortó una oreja.
Manuel Escribano no ha acabado de sentirse a gusto. Aunque lo ha intentado todo con su habitual disposición, porta gayola, pares al quiebro, etc., la cosa no terminó de rematarse. Su segundo fue un gran toro y el público tomó partido por él.
Emilio de Justo, que se presentaba en Sevilla después de más de 10 años de alternativa, ha estado muy firme y muy torero toda la tarde. Exponiendo y sacando series muy ligadas. Sus dos toros han tenido mucho que torear y lo que les ha sacado ha sido a base de exponer. Deja muy buena impresión.
En resumen, una buena corrida de toros, emocionante y exigente, con toreros dispuestos y con resultados muy dispares. Que la peor sea como esta.