La polémica suscitada en la tarde de ayer al negar el presidente de la plaza de toros de Bilbao la segunda oreja, mayoritariamente pedida, tras la faena al segundo toro de El Juli, volvió a dividir a los aficionados. Vaya por delante que la faena de El Juli al quinto toro de Garcigrande fue cumbre. Enganchando al toro por delante, tirando de él y ligando. Además, le puso lo que muchas veces le hemos echado en falta al toreo de este matador, sentimiento. De todos es conocida la técnica y el poderío del torero, que lo tienen en figura desde hace años, pero ayer el Bilbao, además de todo lo que le conocemos, la faena tuvo alma, por eso emocionó. La mejor faena que le hemos visto en los últimos años.
También conocen, que desde que este señor encabezó movimientos restrictivos para la competencia como el G10 o el reciente G5, estuvo en el punto de mira de muchos aficionados, entre los que me encuentro. Pero ello no es óbice para que la faena de ayer me emocionara, como a muchos de los que nos gusta el toreo. Lo de la segunda oreja entra ya dentro de las apreciaciones de cada uno. Los triunfalistas hablan de la cantidad de enemigos que tiene la Fiesta actualmente, y de la falta que hacen estos zambombazos para ponernos en órbita. De ahí también se derivan los 60 indultos que tenemos ahora por temporada. Los ortodoxos hablan de cánones del toreo de siempre y del feo “julipie” con que suele el matador acabar sus faenas. El de ayer en Bilbao, además de feo, cayó bajo, de ahí que el presidente no concediera el segundo trofeo. Un experto curtido en mil batallas en Bilbao como Enrique Ponce, dio la clave tras cortar la oreja a su primero, “esta faena matando al toro arriba es de dos orejas en Bilbao”.
En el Toreo hay un dicho: “Lo que emociona no se analiza”. Si yo ayer estoy en la plaza hubiera pedido las orejas a El Juli (pues no habré pedido orejas a Curro sin fijarme en como mataba), pero también entiendo a los que apoyan al presidente, con esas formas de ejecutar la suerte suprema y esa deficiente colocación de la espada, no merece el premio extraordinario, que vuelva a matar por derecho y arriba. Total, todos tenemos razón.
2 respuestas a «Triunfalistas u ortodoxos»
Y la comparación de trofeos, son la misma oreja la del primero del Juli?
Por supuesto que no, Sr. Cortinar. Pero en el ?Toro, como en casi todo, las comparaciones son odiosas.
La emoción no se puede medir