Un par con un par de Escribano y para usted de contar, porque poco más ha pasado en la segunda de San Miguel. Despropósito ganadero, al anunciar todos de D. Juan Pedro Domecq – Parladé y D. Daniel Ruiz. Parecía esto un desafío ganadero tipo Miura – Victorino que montan en Nimes. Es de suponer que en febrero se barruntaba que para septiembre no iba a haber toros, o más bien que iban a tener que limpiar corrales a estas alturas de la temporada. No se entiende anunciar estos dos (tres) hierros.
El primero de Daniel Ruiz fue noble. El Cid no le apretó, ni se apretó en las primeras tandas y el toro se rajó y se fue a tablas. El cuarto de Parladé se derrumbó en su carrera antes de tocar el burladero del 3. Parecía un infarto fulminante, pero por la postura y los movimientos posteriores daba la impresión de haberse partido la mano. Con el flojito cuarto bis de Juan Pedro, no se entendió El Cid, que mató de una buena estocada. Este toro lo brindó el matador a su peón “El Boni” que se retira. Quiso hacer bien la suerte en sus últimos pares en Sevilla pero no pudo ser. Gran profesional este torero.
La primera faena de Castella al de Daniel Ruiz fue tan encimista como las que acostumbra, y que dicen tan poco aquí. El quinto, de Juan Pedro, como dicen ahora “se agarraba mucho al piso”, vamos, que no se movía.
Manuel Escribano ha estado queriendo toda la tarde. El tercer par a su primer Juan Pedro fue de bragueta. Sentado en el estribo del 1, el toro que no le miraba, los peones intentando acercarlo, y cuando lo hicieron y se fijó en el torero estaba a cinco metros. El quiebro pegado a tablas parecía imposible, pero lo hizo el tío, con un par. Nos pusimos en pie a aplaudir aliviados. Buena suerte de varas de José M. Quinta. Al sexto de Parladé le faltaban dos meses para cumplir seis años y salió con galones. Astifino y enterándose, se paró al ver al torero que lo esperaba a porta gayola, se dio un paseíto en derredor, se arrancó andando y no se tragó la larga. Menos mal que el torero tuvo facultades para salir del trance. En banderillas también tuvo dificultades y Escribano sudó y se trabajó cada par que puso. No pudo haber faena.
Un lio esto de los tres hierros, pero es lo que hubo, muchos toros pero poco toreo.