El ganado de Hermanos García Jiménez y Doña Olga Jiménez Fernández (lo de Matilla por abreviar), lidiado en el primer festejo de San Miguel, bien presentado, eso sí, ha tenido las características en que degenera el toro comercial y cómodo que se busca para las figuras. El que se movía con algo de clase como el primero, no podía con su alma, los otros descastados, rajados en tablas o toriles, e incluso con malas intenciones, como el último.
Ante semejante encierro, los toreros han estado muy por encima del ganado, cada uno en su estilo. Pepe Moral, en clásico, incluso pudo haber cortado oreja en el primero de no fallar en la suerte suprema. Mantuvo al toro en pie, entre serie y serie, y logró naturales estéticos, casi lo único destacable del festejo. Juan del Álamo ha demostrado que hay que contar con él. Valeroso y con cabeza se estrelló con las condiciones del ganado. David Galván, volvía después de ser herido en su presentación de la Feria de Abril. Tiene valor para ponerse delante de lo que sea y consiguió sacar lo poquísimo que tenían sus enemigos, nunca mejor dicho.
En resumen un tostón de festejo, en el que, al menos, no nos mojamos.