Lo que se prometía una agradable noche de toros con una temperatura ideal y en buena compañía tanto de amigos como de viandas, se convirtió, poco a poco, en una noche desagradable y larguísima. Dos novillos al corral y avisos en otros tres, significa que sólo uno se mató en su tiempo. Esto hizo que saliéramos de la plaza muy pasadas las doce y media de la noche, metidos ya en horario de madrugada, cuando una novillada sin caballos no debe ni de llegar a las dos horas.
Los novillos de Guardiola fueron difíciles para la terna, tenían mucho que torear y estos no supieron resolver los problemas que plantearon. Algunos metían la cara, con emoción incluso, pero se iban rajando a medida que se iban sintiendo dominados. El cuarto novillo estaba claramente fuera del tipo de sus hermanos, y cuajado no ya para pasar por los caballos, sino para parecer un toro. Aunque a los novilleros no les faltaron las ganas, con otros planteamientos de faenas quizás hubiéramos visto algún triunfo. Lo de los aceros imperdonable. Las escuelas taurinas, de donde proceden todos estos toreros, deberían incidir en la importancia de la suerte de matar y entrenarla en condiciones, porque no es que tuvieran la mala suerte de pinchar arriba, es que, en general, se tiraban a matar sin conocimiento ni convicción. Demasiados municipales.
Después de lo visto, no estaría de más plantearse lo de la vuelta a los seis novilleros. La noche tendría el aliciente de ver a uno nuevo cada vez que se abriera el chiquero, porque después de ver los fracasos de Páez y Jiménez en sus primeros novillos no hubiese pasado nada por dar la oportunidad a otros.
Lo mejor de la noche la magnífica entrada, que irá a más en próximos jueves hasta culminar con el de la “Velá”, el ambiente y la cantidad de gente joven, incluso niños en los tendidos. Es una oportunidad que aprovechan para ir a los toros familias enteras y nos merecíamos algo más entretenido.
2 respuestas a «9 avisos, 9»
Buenas tardes D. Ignacio. Se que mi queja no va a servir de nada ya que a la empresa le importa muy poco o nada la opinión de los aficionados. Como usted comenta en su crónica uno de los alicientes que hacen que muchos aficionados acudamos a estas novilladas es el poder disfrutar de un ambiente más distendido en el que siempre a sido tradicional llevar algo de comida y bebida para cenar. Como usted sabe en el últimos tiempos se están poniendo muchas trabas por parte de la empresa para la entrada de bebidas. Ayer incluso había guardias de seguridad recorriendo los tendidos y requisando bebidas por ser las botellas de cristal. Entiendo que la empresa tiene un contrato con una compañía de bebidas que pagará un canon importante, pero a tres euros la cerveza no creo que venda muchas entre los jóvenes. La empresa con esta actitud va a acabar con las ganas de los jóvenes de pasar una noche agradable en las novilladas. Como sigan así en dos años nos encontramos las novilladas vacías de público y eso sería una pena. Ellos sabrán.
Toda la razón D. Román. No aprecié lo que usted comenta.
Es cierto que hay que «relajar» estas medidas porque hay que meter a la gente joven en las plazas y estos festejos son una oportunidad única.