Los amigos de la peña taurina Tercio de Quites de Zafra, me pidieron una colaboración para la revista que publican con motivo de su feria de San Miguel, y me salió esto:
El cliente
El cliente es una persona física o jurídica, que libremente opta por elegir nuestro producto o servicio y, además, está dispuesta a pagar por él lo que pedimos. En estos tiempos de crisis, el cliente es un bien escaso y preciado. Todas las organizaciones trabajan para la satisfacción del cliente, y su fidelización es una meta. Los espectáculos públicos no iban a ser una excepción. En épocas anteriores, los clientes de los espectáculos eran los que asistían físicamente al mismo, porque no había otra manera de contemplarlos. Con la irrupción de la televisión empezó a aparecer otro tipo de espectador que no estaba allí, el televidente.
Las organizaciones empezaron a comprobar que los ingresos por el aforo estaban limitados en función a la capacidad y al precio de las localidades, sin embargo los derechos televisivos empezaban a ser parte primordial de la cifra de ventas y cada vez eran mayores. Entonces cambiaron la filosofía del negocio para convertirlo en espectáculo televisado, donde el cliente principal eran las cadenas de televisión. Sirvan como ejemplo los deportes estadounidenses, como el futbol americano y el béisbol, compuestos de breves momentos emocionantes, suficientemente separados entre sí para que quepan cuñas de publicidad. El baloncesto también es un ejemplo, y en Europa se copió lo de los cuatro tiempos, precisamente para hacerlo más televisivo. El futbol es el último ejemplo que tenemos en España. Ahora los derechos de televisión son una cifra tan determinante de los ingresos de los equipos que los horarios los dictan las televisiones, sin importar que se juegue a la hora de comer, el domingo a la hora de desayunar o el lunes laborable y a partido descolgado. En definitiva se han olvidado de los intereses del público que asiste en directo.
Afortunadamente esta sinrazón no ha llegado aún a los Toros, pero lo que los aficionados nos preguntamos es ¿Quién es el cliente en el mundo de Toro? Parecería obvio que el cliente es el aficionado que libremente opta por ir a la corrida, pagando el precio que se le pide. Si el cliente es el aficionado, el espectáculo debería montarse siguiendo sus intereses, y volvemos a preguntarnos ¿Es esto así? La respuesta ya tiene más dificultades y muchas más matizaciones.
Los taurinos parecen que han visto a la afición como un mal necesario para el espectáculo. Se podrían contar con los dedos de una mano las empresas que han preguntado a la afición qué es lo que quieren ver. Al contrario, parece que se ha querido quitar al espectáculo emoción y peligrosidad. No hablamos ya de los fraudes como el afeitado de los toros, sino de los toros pequeños, sin trapío, desmochados, sin fuerza, sin casta y sin alma. ¿Quién quiere estos toros?
Cuando un neófito nos pregunta el porqué de la devolución de los toros, tan a la orden del día en muchas plazas, los aficionados nos vemos con muchos problemas para dar una explicación comprensible. Tenemos que acabar diciendo que el empresario ha traído un producto no acorde con lo estipulado. Quiere decir, que la empresa quería que su cliente, el aficionado, le comprara un producto no apto para el consumo, así de claro. Llevado esto al mundo empresarial normal, el neófito no entiende que la empresa quiera vender un producto no apto para el consumo, a no ser que quiera engañar al consumidor y quedarse con un dinero que no le hubiera correspondido en condiciones normales.
Parte de la explicación radica en que el cliente en el mundo del Toro no es el aficionado, sino la figura del toreo. El toro se cría bajo de casta y de peligrosidad para que lo “compre” su verdadero cliente. El empresario organiza un festejo con este ganado para que la figura del toreo vaya a la feria en cuestión, ya que si compra otros toros, “menos comerciales”, la figura ya no se los “compra”, no va a la feria y los aficionados si no van las figuras, no van a la plaza. Pero esto no crean que es así de ahora, esto es así desde hace muchísimos años.
Hay pocas ganadería que intentan mantener la pureza de su encaste sin que les compren el producto las figuras, porque el negocio así es ruinoso. En la actualidad, quizás sólo Miura, a los que las figuras no quieren ver ni en fotos, con la excepción de una vez Espartaco en Sevilla, no recuerdo a ninguna figura que se anuncie con ellos, cuando antes todas lo tenían que hacer si querían mantenerse en figura. Otro ejemplo son los victorinos, con los que maestros como El Cid han basado una sólida carrera, y ya con muchos menos festejos, Cuadri o El Conde de la Maza y pocas más, son capaces de mantenerse firmes. Lo cierto es que con la crisis económica se han reducido alarmantemente el número de festejos, y aunque los optimistas podían pensar que era bueno, porque íbamos a hacer una selección de la cabaña más brava para lidiar, se ha convertido casi en lo contrario. La ley de la oferta y la demanda ha hecho que se pueda comprar muy barato y lo barato es, casi siempre, malo.
Así las cosas podemos llamar al aficionado el “cliente que paga” y a la figura el “cliente que cobra”. Pues bien, va ganando el cliente que cobra, y por goleada. Al cliente que paga nunca se le ha cuidado, somos los grandes olvidados de la Fiesta. Los Toros son un espectáculo con muchísimos años de existencia, que se dan en España, sobre todo, en verano. Díganme qué adelantos de comodidad han detectado en las plazas de toros para atraer al cliente desde los tiempos de Joselito ¿Cómo se pueden seguir programando corridas en verano al sol, costando un dineral, para ver un espectáculo muchas veces descafeinado? ¿Quién ha pensado en el público? ¿Cuántas plazas cubiertas? ¿Cuántas intentando que el sol se convierta en sombra? ¿Cuántas con aire acondicionado? Si ya hasta las iglesias lo tienen para que no deserten los fieles. Las ofertas de ocio actuales hacen que el hipotético público huya de las incómodas plazas de toros a otros sitios más confortables y baratos. La juventud ha dado la espalda a la Fiesta. Y mientras, los taurinos, sin hacer casi ninguna autocrítica, y sin aportar apenas iniciativas para mejorar esto.
Algo hay que hacer y creo que todo pasa por devolver autenticidad a la Fiesta. Todo tiene que modernizarse, desde las plazas al marketing y a la comunicación. Los toros tienen que estar en los informativos de televisión, al precio que sea. Cuando José Tomás ha irrumpido haciendo la guerra por su cuenta, pero dando emoción a los tendidos, el público ha respondido, pero los “poderes establecidos” le atacan por salirse de las normas. Así no vamos a ningún sitio. Si las plazas de Cataluña se hubieran seguido llenando de emoción y de público, no se hubiera planteado la prohibición. Pero contra un espectáculo muy minoritario y degradado por la ola de animalismo que nos invade desde que “Bambi” habló y nos lo creímos, cualquiera se atreve.
Los Toros están en peligro y algo hay que hacer, y los que tiene que dar pasos al frente son los taurinos y detrás somos los aficionados. Pero, por favor, háganlo pronto.
Ignacio Sánchez-Mejías Herrero
24 respuestas a «El Cliente»
Amigo Ignacio.- Lo primero decirte que es toda una tesis doctoral la que has escrito, y creo que se resume en la última frase, algo hay que hacer y hacerlo pronto. Yo creo que aunque soy de la teoria que hoy en día se lidian toros más bravos que antes, lo que si ocurre que los malos de antes (por ejemplo un manso pregonao) se seguia dando espectaculo, se saltaba al callejon, se le ponian banderillas de fuego, despues de las negras, en definitiva seguia el divertimento, hoy en día cuando sale el malo, aburre a las ovejas, no se mueve y en vez de crear divertimento crea aburrimiento. Le he oido decir a toreros que lo que les hace pedir una ganaderia u otra no son los toros buenos que esos los hay en todas las ganaderias (bueno en unas mas que en otras) sino en como son los malos si son de los que te ponen en apuros o son de los que no se comen a nadie. Bueno dejo de decir cosas que me vais a dar los tres avisos.
Sí amigo del 3, me salió un ladrillo importante.
Estoy de acuerdo contigo, hoy se lidian toros más bravos y con unas características distintas a los de antes. Pero el problema que estoy viendo es la falta de emoción en el ruedo. Ojo, peligro hay y mucho, y si no que se lo pregunten al subalterno herido muy grave ayer en la novillada de Las Ventas. Pero emoción la trea un toro de cada diez y si se mueven mucho los matan en los caballos.
Se agradece el comentario, D. Julio.
Este invierno vamos a empezar a dar ideas para mejorar el abono de Sevilla, porque entre los 1.000 del 2011, los 700 del anterior y los presumibles del 2012 hay que poner pie en pared. Ya ire pidiendo ideas para pasar a la empresa.
D. Ignacio
Su articulo es de óle…si señor ,perfecto resumen de lo que está ocurriendo en la fiesta y si no se remedia de lo que suponemos que va a ocurrir. Ya en Sevilla este año pasado se han dejado de renovar más de 1000 abonos una señal importante esa. Este cotarro de la fiesta como siempre esta manejado por las 4 figuras de turno. Por no repetir lo que usted ha escrito, sólo un pero final ,tendremos que ser los aficionados los que tendríamos que empezar con las exigencias o toques de atención, si no los taurinos no moverán un dedo ya que ellos están en esto poco tiempo «pa trincar» y salir corriendo…En el caso de Sevilla una plaza respetuosa que no dice esta boca es mía , se ve claramente que abusan de ella a menudo, pero ojito que el año pasado ya fueron 1000 abonos menos…
Abrazos
Decía un filósofo de la antigüedad, que una de las cosas más difíciles es demostrar la evidencia.
Vd. lo ha conseguido en buena parte.Felicidades por su esclarecedora exposición y condolencias, porque el contenido se va acercando peligrosamente a lo que llevamos tiempo viendo y sobre todo lamentando algunos aficionados, sobre la ruina de una Fiesta en la que,paradójicamente, se dice que el toro ,el torero y el toreo de hoy son mejores que nunca.He ahí otro contrasentido digno para el análisis que humildemente le propongo.
Sr. Franmartin, estoy totalmente de acuerdo con usted, ¿que pasa aqui cuando los toros, los toreros y todo es mejor que nunca? que falta emoción como dice el amigo Ignacio, a pesar de que peligro tiene y fuerte, pero a pesar de todo no transmite emoción.
A lo mejor nos ponemos demasiado filosóficos y si sale un torero que compone una faena de las que nos levantan del asiento se acaban todas las teorias y todas las filosofías
Estimado Ignacio suscribo tu artículo de principio a final. En los toros no podemos aplicar aquello de «el cliente siempre tiene razón», entre otras cosas porque ni se le pregunta, ni se le considera. Aprendamos de Francia donde el aficionado forma parte de las comisiones organizadoras de festejos. En España que un tanto por ciento de plazas son de titularidad pública, el aficionado es masacrado por el taurino y al politico que concede la plaza le importa un bledo aquello de la emoción, la manipulación del toro, la falta de espectáculo. Su preocupación son las entradas gratis que puede disponer y su acceso a los callejones. El último ejemplo es lo ocurrido en San Miguel con los pitones de muchos toros sangrando. La Junta mirando para otro lado y el cliente aguatando. Amigo Ignacio con artículo como este comenzarás a ser molesto en muchos ámbitos, Preparate a encajar porque la verdad escuece.
Sr. franmmartin, agradezco su felicitación y me alegro de que le guste. Los aficionados nunca estamos lejos los unos de los otros.
Amigo del 3, eso es lo que nos gusta, ponernos de pie de emoción.
Estimado Diego, ya tuve bastantes críticas por mi oposición al indulto. Soy de los que pagan mis 2.000€ y me siento en posición de aplaudir y de criticar. Esto es lo que pienso y no me cuesta ningún trabajo decirlo. Soy un simple aficionado, nada más.
Amigo mio, enhorabuena por este compendio de razones como puños sobre lo que está aconteciendo con la Fiesta, contadas con la visión del aficionado cabal, de los que pagan y mantienen el espectáculo, entendido y reflexivo. La pena es que veo que otros que estaban en esta línea se están pasando a la del taurino, creyendo erróneamente que la dulcificación de la corrida, llamada ahora «humanización» de la Fiesta, es el camino para preservarla y están sucumbiendo al destoreo frente a ese animal mutilado en casta, presencia y defensas.
Gracias por regalarnos este artículo a los que pensamos exactamente igual que tu, y muchas veces pensamos que estamos solos.
Un abrazo
Estimado Ignacio: ¡¡Chapeau!! por este pedazo artículo. SI SEÑOR. Enhorabuena.
Un abrazo
Pepe, agradezco tu comentario. Amigo Juan Manuel, me alegro que te guste. Gracias por tus palabras
Llego a última hora amigos.. Pero señor Ignacio, cierto que son ellos, los responsables de todo este estropicio, no como hace unos días un amigo muy morantista él, que poco menos se dirigía en tono airado, llamándonos (a mi) apátridas por consumir productos catalanes?..
Este fue un aprediz de novillero. jugó a ser apoderado, escritor periodista, filántropo y deportista de elite según él a sus muchos años, y muy conocido mío..pero como estaba rico, pues se lo pensó mejor?..Es defensor a ultranza del novillejo para las figuras, (que siempre fue así) según él…Y por ser amigo y buena gente me guarde de no cuadrarme y ponerme serio..Esto del taurineo no lleva solución, señor Ignacio..siempre fuí un religioso pagador,de mi asiento, y esto me dió siempre mucha fuerza, sabe usté?..un saludo a todos
ahhh su artículo , reondo, amigo.. No esperaba menos de usté..gracias!
Desde mi punto de vista, la cuestión principal es preservar «lo esencial». Lo esencial es aquello que define a «la cosa», el resto es accesorio (accesorio es sinónimo de prescindible, no de indeseable). Si falta lo esencial, entonces «la cosa» ya no es «la cosa» y por tanto puede dejar de interesar.
Si pensamos en una escuela, lo esencial son tres cosas: Alguien que enseña, alguien que aprende y el conocimiento que se transmite; no hay escuela si falta alguna de las tres.
Ahora pensemos en la tauromaquia, reflexionemos qué es lo esencial (tan solo dos o tres cositas) y nos daremos cuenta que es precisamente eso lo que se está perdiendo o degradando.
Enhorabuena por su artículo, me parece de lo más claro y alto que he leído desde hace tiempo.
Me parece, además, que en el tema de la prohibición en Cataluña ha dado usted en clavo de lleno: el ataque a la libertad personal es inaceptable, pero a los causantes de la debilidad casi terminal que ha propiciado que dicho ataque se haya producido hay que buscarlos dentro.
De nuevo mi enhorabuena.
Estimado Don Ignacio, el agradecimiento me corresponde a mi como aficionado y lector de sus magníficos artículos, además de permitirme publicarlos en mi modesto Blog por lo cual ello contribuye a sus mayor interés por la red.
Reciba mis felicitaciones y los más cordiales saludos.
Juan Lamarca
Agradezco a los Sres. dejabugoyoros, D. Óscar y Lamarca sus comentarios y al Sr. Lamarca, además la difusión.
Con respecto a las pocas cosas esenciales que cita D. Óscar, empezaría a hablar de la casta. Sin casta no hay toro y sin toro….
Es un verdadero hornor para nosotros que haya publicado el artículo, que nos mando para la revista de la peña a la que pertenezco, en su blog, sobre el mismo ya le manifesté mi opinión cuando lo recibí, pero ahora tras pasar la feria despues de presenciar todo lo presenciado, se da uno cuenta de cuanta razón tiene, llegó a preguntarme que pintamos los aficionados en esto.
Estimado Sr. Lucia, reitero mi agradecimiento por las consideraciones dispensadas por su peña.
Totalmente de acuerdo don Ignacio, el artículo suyo habría que enviarselo a Canorea.Ya lo he comentado muchas veces, y se me tacha de agorero, cuando digo que la empresa de Sevilla no le echa imaginación porque no le interesa, que no nos pide opinión porque no le interesa, las suspensiones a destiempo, estado del ruedo según el cartel, precios, dias de carteles, etc, pero por qué en Sevilla se protesta mucho menos que en otras plazas, por qué no se exige, por qué la prensa local es tan facilona y servil, no solo para los toreros sino hacia el empresario, por qué los propietarios de la plaza no hacen nada, … en fin, entre esto y una juventud atontada, cada vez irá menos gente a los toros, y además al empresario ¡le dá igual! es alucinante.
En fin, como prometí estuve en Barcelona, ha sido quizá, la feria más emocionante que he presenciado por las connotaciones que tenía, Morante, El Juli y Manzanares estuvieron cumbre, fue una tarde redonda, nos quedamos roncos de tanto ole, y además hubo de todo, toros difíciles aprovechados por El Juli, uno que casi se la va vivo a Morante, el magnífico de Juan Pedro, al que Morante bordó el toreo, con capote y muleta, las estocadas del juli y Manzanares, el empaque, el ritmo, la despaciosidad y ligazón de este último, sobre todo por la derecha, y el dominio superlativo del Juli. Como dijo Alvaro Núñez, si sus corridas se la matan El Juli y Manzanares, difícilmente no se cortarán orejas, sea la plaza que sea. Y ahora viene lo bueno, he dejado pasar una semana, he leido todo lo que se ha publicado de José Tomás, y aunque sé que me tachará de exagerado, de tomasista, etc mi sincera opinión es que supera todo lo de antes. No es normal lo que dura un muletazo, por donde se lo pasa, y no pega 3 o 4 como Morante, son 7 u 8 de una elegancia, temple, pureza tal, que hace que sea aun más perfecto todo, más redondo, lo nunca visto, no sé que tiene en las muñecas que hace que el toro siga embebido al final del muletazo, que se lleva muy atrás, y a la misma velocidad engancha con el siguiente, pero con la mano muy baja y muy cerca, y sin un sólo enganchón. Sólo con el capote, puso a toda la plaza en pie. En fin os adjunto un comentario de Zabala, con la que me encuentro plenamente identificado: 28/09/2011 JOSÉ TOMÁS MORANTE BARCELONA
Amanecía Barcelona con una resaca de toreo inmensa. La Monumental despertaba vacía y sola, perdido el sentido de su existencia. Murió con gloria la noche anterior, preñada por la belleza de José Tomás, de negro y oro. Verónicas y naturales alcanzaron la madrugada y aún su eco perduraba muy de mañana. No cabía mayor perfección en aquellos lances de eternidad, en el profundo vuelo de su inmaculada izquierda, acodada, sensible, sencillamente sublime. Ni las dos orejas y el rabo que se exigía en justicia hubieran sido capaces de explicar lo inexplicable, la pureza, la generosidad en la distancia, el giro sincronizado sobre los talones, la ligazón absoluta, como si toro y torero se conociesen de largo, en otra vida, en otro sitio, sincronizados en una danza de cintura, compás y muñeca. En todas tardes del regreso de JT se le ha visto calentar en el callejón los huesecillos frágiles que unen brazo y mano como si escondiese un émbolo. Los máximos trofeos habrían subrayado la excelencia y la diferencia. Una negación estúpida en medio de tanta grandeza. Porque muy grande ha sido el último fin de semana de Barcelona. Muy grande Morante descalzo, arrebatado y roto de arte. De negro y azabache. Los dos toreros de luto han marcado las fechas para los anales de la Historia.
La atardecida del sábado cobró tintes bíblicos de apoteosis con una emotividad incontenida; Juli vestido de hombría y épica y Manzanares enfundado de empaque y cadencia. Hasta que el genio de la Puebla acabó con el cuadro. Y José Tomás recordó que en su izquierda habita el paraíso. Guardaré en un rincón del alma todo, acompañado de la torería añeja rodilla en tierra de Juan Mora, la tierra que besó Serafín Marín tras la última gran estocada; la tierra que los aficionados agarraban a puñados como las cenizas de un muerto que les pertenece.
Don Ignacio disculpe por haberme espaciado tanto y enhorabuena.
Y o añadiria la observación de Raul en «los toros en el siglo xxI» de que los que mandan en la Fiesta -empresarios- se apartaron socialmente para no tener que dar cuentas de sus negocios.
Por otra parter es dificil, muy dificil de explicar, todo lo que usted menciona de forma tan directa y con tanta sencillez.
Articulo impagable . Enhorabuena.
Me ha gustado mucho el articulo. Enhorabuena primo.
¡Primo! Me alegra verte por aquí. Un abrazo
[…] el producto. A mi lo que más preocupa de todo esto es lo que comentamos en otro artículo, que el cliente sigue siendo la figura, no el aficionado. Para nada en todo este lío se nombra al aficionado. Aquí […]
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