Como en años anteriores nos hemos acercado a la Feria de Algeciras, invitados por el amigo Aurelio López. El mes pasado acudí a la tertulia taurina de la localidad, a la que asistí con nuestra presidente Anabel Moreno, y nos encontramos con unos aficionados apasionados y con criterio. En la caseta de feria volví a departir con algunos de los contertulios entonces presentes, por lo que el almuerzo y el agasajo fue muy agradable.
La corrida prometía: Morante, Manzanares y Talavante, ¡Ahí es nada! Los toros eran de Gavira, y en la caseta comentaban que uno de los apoderados había echado a algún toro para atrás por demasiado fuerte. Las cosas que hay que oír. Finalmente se lidiaron los 6 de Gavira, flojitos de presentación, más flojitos que otras veces en esta plaza, con un primero con muy pocas defensas.
El otro día, en otra tertulia a la que asistí, me preguntaron sobre mis preferencias de matadores. Me confesé de religión Currista, y, después de esto, di mi opinión sobre varios toreros, pero dije que se es partidario cuando se viaja expresamente para ver a un torero y, después de Curro, esto sólo lo he hecho por Morante y por José Tomás. Desgraciadamente Morante no está para viajar. No sé lo que le está pasando pero no está, al menos al Algeciras no estuvo.
Ver la lidia de la cuadrilla de Manzanares es una lección de tauromaquia. El maestro cortó una oreja en su primero, pero decepcionó algo en su segundo. Un torete bronco, que le planteó alguna dificultad pero con el que no se quiso pelear. Talavante está relanzado. Hizo una faena muy inspirada a su primero, con mucho gusto y temple y en su segundo, un torito con pocas fuerzas, sacó a relucir todo su variado estilo mexicano, encandilando al público. A pesar de pinchar sus dos toros cortó una oreja de cada uno y salió a hombros. Es lo que tienen los toros, a veces viajas con la ilusión de ver a un torero y te vuelves hablando de otro.