A estas primeras corridas del abono, hasta el próximo viernes, les llamas «toristas» y «para aficionados» como si después del viernes ya no hubiera ni toros ni aficionados. La corrida de Cuadri, al igual que la anterior de Palha ha estado impecablemente presentada. Toros serios, grandes, cuajados y de un negro que daba miedo. Y ha sido mucho menos bronca, qué digo menos bronca, ha sido noble, en general muy noble, pero muy escasa de fuerza.
Entre la falta de fuerza, los testarazos que le han dado contra los burladeros y lo mal que ha sido picada, a excepción de un gran puyazo al cuarto, nos hemos quedado sin corrida.
En general el público que asiste a los toros en Sevilla es un público entendido. Primero mide al toro y, en función de las conclusiones que saque de éste y del rendimiento que crea que puede tener, miden al torero. Quizás esa sea una de las razones del por qué se pita tan poco a los toreros en Sevilla. Lo de hoy pasa en Madrid y es probable que hubiéramos escuchamos seis broncas. Aquí, si miras a los tendidos ves a ganaderos, hijos de ganaderos, toreros que ya no están en activo, subalternos, apoderados, veedores, gente de campo, en fin, aficionados y profesionales que saben de toros porque llevan, además, muchos años viéndolos. Ya saben lo que dicen, que mientras en otras plazas los que van a los toros leen al día siguiente la crónica taurina para enterarse de lo que han visto, en Sevilla se la leen para saber si el cronista se ha enterado de lo que ha visto. Con estos antecedentes entenderán mi osadía al pretender escribir de toros en Sevilla, además sin ser profesional de esto de la escritura y la comunicación. Me tendrán que perdonar el atrevimiento.
Pero como me han pedido que escriba de lo que oiga en mi tendido y como yo soy disciplinado, además de por naturaleza por mi profesión de auditor, pues paso a ello. He oído que la corrida con cinco puntos más de fuerza habría sido muy buena, noble, incluso algún toro ha metido la cara con cierta clase, pero el resultado final nada de nada. Sánchez Vara e Iván García han banderilleado a sus cuatro toros, a los dos primeros por colleras con un resultado vulgar en los cuatro. Vamos, lo mejor del tercio la banda de música que, cuando no se quiere erigir en protagonista con el solo de trompeta y numerito de la cabra del Nerva, toca que da gloria estar en los toros.
Oigo que en los tres primeros toros habrán dado como veinte puntillazos para atronarlos. Además, hemos visto matar mal; quizás después del estoconazo del Fundi hayamos subido el listón. Tal mal que Sánchez Vara recetó un fulminante bajonazo a su segundo, a lo mejor pensando en evitarle otro mal trago a su puntillero de generosa patilla. También oigo que el toro que más ha servido ha sido el cuarto, curiosamente al único que han picado bien. También que no se sabe qué habrán visto los toreros que se han ido al centro del ruedo a brindar sus toros. Cuando uno se va al centro de la plaza a brindar, se queda allí a hacer la faena. Dos paseos interminables de ida y vuelta no están bien. El sexto se empleó algo y Fernando Cruz lo intentó jaleado, solamente, por sus subalternos.
En fin, poca cosa, la tónica dominante ha sido la falta de fuerza, algún toro hasta se ha echado durante la lidia. Mañana los Cebaditas (diminutivo irónico para quitarles importancia, supongo). Varias personas dormirán mal esta noche. Suerte.