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El que estas líneas se publiquen en un medio de tanta repercusión taurina local como ABC de Sevilla, hace que estemos expuestos a la crítica de todos los amables lectores. La mayoría que se nos acercan para decirnos que suelen estar de acuerdo con nosotros, lo cual es de agradecer. Suponemos que los detractores, que también serán legión, no nos lo hacen saber por educación, lo cual también es de agradecer. Lo que sí me afean, a veces, es que no haya mencionado a tal o cual torero, como si no hubiera toreado me dicen, a lo que respondo que la crónica de la corrida la hace, y muy bien por cierto, el profesor Andrés Amorós, y que si quieren saber lo que pasó lo lean a él, que esto son los comentarios de unos aficionados, solo eso.
Si les cuento todo esto es para tener que contarles menos de lo que no ocurrió ayer. La corrida del sábado, tradicional ya de «los mediáticos», se diferencia de las demás en que después de hacer el despeje, los alguacilillos tienen que esperar dos o tres minutos a que los matadores acaben de atender a sus clientes en el patio de caballos, así la corrida empieza cinco minutos tarde.
Padilla monta un buen espectáculo alrededor del toro. Con el público a favor desde el minuto uno, y más después de la voltereta que se llevó al tercer pase de capa, hace de todo: porta gayola, banderillas, pases de rodillas, golpes en el pecho con la espada, besar la arena, guardársela, y tarda 10 minutos en dar la vuelta al ruedo saludando. Ya cuando hay que torear la cosa cambia y pocos pases salen como tienen que salir.
Abellán es un buen torero, pero ayer sus faenas no alcanzaron el nivel deseado. De El Fandi qué les voy a contar que no sepan. Unas portentosas facultades físicas que da su espectáculo en banderillas, y poco más para el recuerdo. Se dejó ir un buen toro de Fuente Ymbro que remendó la corrida de Jandilla, y todavía podía seguir dando pases.