En muchas ocasiones las novilladas resultan más entretenidas que las corridas de toros. Con animales más jóvenes hay más esperanzas de movilidad, y con la movilidad suele venir la emoción y si los que novilleros que empiezan les ponen ganas de comerse el mundo que se le suponen, el resultado suele ser un espectáculo, cuanto menos, entretenido.
Los novillos de Villamarta, muy bien presentados, han garantizado el espectáculo, con cuatro de ellos para cortarles las orejas. Bravos, con picante algunos, mansito encastado otro, pero todos, excepto el tercero que medio mataron en los caballos, con emoción. Nuestra felicitación a los ganaderos.
Fernando Rey se ha llevado el mejor lote, con dos novillos como para que ahora estuviéramos todos hablando de él, pero no ha podido ser. No pareció poderles y se le fueron con las orejas al desolladero. Miguel Ángel León también se llevó dos buenos novillos. A su segundo, en el que puso ganas, le cortó una oreja, pero toreó demasiado eléctrico, sin apreturas y con demasiados enganchones. El Manriqueño, que tan buen sabor de boca nos dejó en las novilladas sin caballos, ha tenido muy mala suerte. A su primero, el más flojito, le pegaron demasiado en los caballos y llegó moribundo a la muleta, hasta el punto que se echó, y al empezar su faena al segundo fue enganchado de fea manera y se lo tuvieron que llevar a la enfermería, aunque después se comentó que solo era un fuerte golpe. Este torero maneja con gusto y torería los pequeños engaños que usa, y se merece otra oportunidad.