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De toda la vida, el indulto de un toro en una plaza ha sido una cosa excepcional. Con el advenimiento de las comunidades autónomas y las correspondientes duplicaciones y transferencias de normativas, hoy día, se puede producir un indulto en casi cualquier festejo.
Por otra parte, los taurinos han visto en el indulto un arma para defenderse de los antitoro. Con esta corriente bondadosa, “buenista” y animalista, se argumenta que no siempre se mata al toro, que si es bueno se le perdona la vida. Además, ahora se argumenta que el máximo triunfo es el indulto. Al hilo de esto, parece que esta corriente está en pro de que el baremo subjetivo de medir el triunfo de los toreros es ahora de: bronca, pitos, silencio, ovación, vuelta, oreja, dos orejas, dos orejas y rabo e indulto y máximos trofeos simbólicos.
Lo que antes era un hecho excepcional que se producía una o dos veces por temporada, si acaso, se ha convertido hoy en un hecho cotidiano. Parece que como no haya indulto, no hay triunfo total. Sobre la base de esto, son los toreros los primeros interesados en triunfar y son los que provocan y piden, a veces descaradamente, el indulto. Una cosa que tendría que salir del público, sale del torero.
El domingo pasado, en la plaza de toros de Mérida y con las cámaras de Televisión Española por testigo, se produjo este hecho. La corrida iba de éxito, pero para completarlo parece que faltaba el indulto. El espectáculo de Talavante, negándose a matar al toro y exigiendo al presidente el indulto, y el comportamiento del nutrido grupo de taurinos del callejón pidiéndolo ostensiblemente, incluido empresario pañuelo en mano y ganadero, hicieron lógicamente, que el público se adhiriera a la causa, forzando al presidente a tener que darlo, aunque estaba indicando al torero que matara al toro.
Saben ustedes que sólo soy partidario del indulto en casos excepcionales y cuando salga del público, no cuando salga del torero. Ya dejé clara mi opinión en la columna de ABC que escribí tras el indulto en Sevilla en 2011. Sé que casi todos los profesionales opinan lo contrario, pero esta es la mía y así la expongo.
10 respuestas a «El Indulto»
Apreciado D. Ignacio. No suelo hacer comentarios a su siempre acertadas opiniones en este medio, en los que siempre estoy de acuerdo, pero igual que hice cuando el indulto de Sevilla, que me costó un comentario, cuasi insultante, de otro lector de estos, hoy, cuando habla del indulto de Mérida no me he resisto a decir que estoy totalmente de acuerdo con usted con usted.
Por suerte o por desgracia, suelo sufrir, porque es un sufrimiento, para los presidentes, esto de los indultos.
Presencien la corrida de Mérida, por televisión, porque estaba en Plasencia, y a quien me acompaña presenciando la restransmisión, con la esperiencia que me da los años de presidente le comente «abemus indulto», y así fue.
Me puse en la piel del presidente y, también comenté, hay indulto.
El toro fue buen para la muleta, de acuerdo, sólo recibió un puyazo, tapandole la salida y al final de la faena de muleta hizo intenciones de irse a tablas, o sea «rajarse», pero Talavante, que ya sabe lo que se trae entre manos no tardó en sacarlo a los medios y el presidente, ante un escandalo público lo concedió.
Fue escandalaso los comentarios de profesionales, desde el callejón, que hicieronsobre el asunto.
En este tipo de corridas, con la propaganda mediática que se hace de ellas, no hubiera sido un triunfo absoluto si no se hubiera indultado a un toro, y una vez que se concede es curioso como el público no pide los trofeos y en alguas plazas los alguacilillos se toman la libertad de ir al desolladero y traer en sus manos los máximos trofeos; ¿quien los pidió?.
Pero hay más. Hace dos domengos, se montó un festival con los alumnos de la Escuela Taurina de Badajoz y se indultó un novillo, que más se puede decir de los indulto.
Perdon si me pase de tiempo.
D. Manuel, un placer leerle, como siempre.
Me acordé de usted el domingo cuando vi lo de Mérida, y de sus comprensibles comentarios cuando escribí lo de Sevilla, que sí a usted le costó algún comentario desatinado, a mi me han dejado hasta de saludar taurinos.
El espectáculo de los profesionales pidiendo el indulto es vergonzoso.
Un saludo.
Don Ignacio:
Personalmente creo que este indulto generalizado y muchas veces sin criterio, que parece más un mérito del torero que no del ganadero, puede suponer una estocada en todo lo alto a esta Fiesta que conocemos. Qué curioso, tantísimo indulto y la selección parece que cada día es menos exigente.
Un saludo
De acuerdo D. Enrique.
Ayer leí que un torero como El Fandi lleva, agárrense, 30 indultos!! Ya nos podemos imaginar las plazas, el último en Melilla, donde el presidente sabía de sobra que había que sacrificar al toro en corrales porque no podía volver a la península. Un fraude de indulto.
D. Ignacio estoy de acuerdo con usted pero con matices, no me valen las comparaciones. Mérida es Mérida, y Melilla es Melilla. Vamos al caso que nos ocupa. La corrida fue un éxito a pesar de la baja de Morante, esto es muy importante recalcarlo en los tiempos en que vivimos, además los empresarios han tenido un mérito inmenso, se han movido muchísimo, no exentos de riesgo, para conseguir montar esta corrida. En segundo lugar fue la primera corrida televisada en mucho tiempo (salvo Valladolid) y por Televión Española, (por cierto en Canarias, quisieron suspender la retransmisión) por lo que tanto aficionados como antitaurinos, estaban muy pendientes de lo que ocurriera, y de nuevo fue un éxito, más de un millón de personas lo vieron, a pesar de que era el día de máximo retorno de vacaciones. Lo de los antitaurinos lo digo, porque tenga usted por seguro que les molesta una barbaridad lo del indulto, hay gente que ni siquiera sabe, que se indultan toros, y por eso, esto desde mi modesta opinión inclina la balanza hacia que este hecho ha resultado positivo. En tercer lugar, el toro, no me considero ni torista ni torerista, pero le aseguro, que ese toro, con el trapío adecuado para esa plaza, fue excepcional, de ahí, el comportamiento de los profesionales. Sí, excepcional. En el caballo fue bravo y empujó con decisión, la prueba está en lo que sangró, pero lo importante desde mi punto de vista fue la clase que tuvo y lo que duró. Pocos, toros, sí, muy pocos toros, salen con tanta clase, y esa forma de embestir «a la mejicana». El ganadero estaba encantado, pues a parte de la publicidad, no estaba pasando por su mejor momento, y tenga usted por seguro, que hay un lote de vacas esperando a este toro. Por tanto y para no alargarme más, en general se abusa de los indultos, pero, este en particular, y dadas las circuntancias, creo que ha aportado mucho más de lo que que ha quitado. Así que me da la impresión de que a algunos aficionados no es que no les guste este indulto, sino que no les gusta ninguno, lo cual es respetable, pero dejemonos de comentarios como bochornoso, o vergonzoso. Los toreros, claro que tienen opinión en esto, y en la selección, si no es por Joselito el Gallo, yo no sé, que toros habría en este momento, y si los habría. Y dicho esto, mi enhorabuena al ganadero, al empresario, a Talavante, y a Televisión Española. Viva la Fiesta Nacional.
Un placer leerle por aquí, amigo Al Quite. Entiendo sus argumentos, y algunos los comparto, sobre todo los de darles en la boca a los antitoro.
Un saludo
Buenas D.Ignacio, acabo de leer la crónica sobre el indulto, yo escribí un tweet en el segundo toro diciendo que ese día había indulto a poco que se moviera un toro metiendo la cara. También hoy precisamente el mismo ganadero lo veo por televsion pidiendo otro indulto en Linares que no se concedió y había que ver la carita que se le quedo de mala leche. Después los escucha hablar a estos ganaderos que en la tienta exigen el máximo a un toro o vaca, mentira. Yo he presenciado varios tentaderos y el caballo es puro tramite, luego duran en la muleta y hala para madre o semental. Yo creo que estos ganaderos si dicen una verdad es porque se equivocan, ellos quieren toritos manejables para que los maten las figuras y punto, les importa un carajo todo lo demás. Saludos
Lo dicho D. David, un espectáculo nada edificante.
Y en lo segundo, el público es sólo un mal necesario, lo importante, como dice es que lo mate la figura
Hubo un tiempo en el que se decía que el indulto de un toro en la plaza mostraba el error del ganadero en el campo que no habría sabido ver las cualidades del animal y decidió lidiarlo en vez de probarlo como semental.
En todo caso admito que pudiera ocurrir que un toro bien hecho y en tipo, vamos lo que se dice un dije, vaya a la plaza y allí haga honor a su reata y se comporte con una bravura y clase excepcionales.
Pero resulta que cuando apareció el tal Taco en Mérida a nadie gustaron sus hechuras. No parece un toro de Zalduendo, dijeron -opinión unánime de las cuadrillas en el sorteo según todos los comentarios excepto el de Dávila Miura, a quien gustaba la encornadura veleta del animal-
Luego el ganadero había acertado al lidiar un animal que no respondía al tipo de su ganadería. Si luego en el caballo ni se vió y al final se rajó, sólo (y no es que me parezca poco) queda que fue noble y suave hasta el extremo.
Y como esto es lo que piden los toreros y lo que venden los ganaderos, toros nobles y suaves, cuanto más mejor, el ganadero se dio cuenta de su error y se volvió loco pidiendo el indulto y diciendo que este es el toro que andaba buscando. Pues vale que se lo eche a las vacas y quite los sementales bravos si es que tenía alguno.
Toda la razón D. Felipe, eso es lo que quieren las figuras hoy, sólo y exclusivamente nobleza. El aficionado, un mal necesario