.
No sé el tiempo que hacía que no iba a un festejo con 8 animales. Recuerdo alguna de Feria hace muchos años, pero ninguno reciente. El caso es que a pesar de salir a la una de la madrugada de la plaza, el espectáculo resultó entretenido. Quizás sea porque una vez relajadas las medidas de presión hemos vuelto a las neveritas y a las cenas en grupo, por las charlas (qué lejos quedan los silencios de esta plaza que sólo se respetan en la suerte suprema) o por el hacer de novilleros y ganado, el caso es que la gran mayoría del público aguantó hasta el final.
Los novillos de Juan Pedro Domecq y Parladé, estuvieron bien presentado y fueron de juego variado, pero casi todos interesantes, destacando un magnífico primero. “El Manriqueño” volvió a triunfar con un toreo sólido, bien planteado y templado. Jesús Bayort puso voluntad en un quehacer muy irregular, Amor Rodríguez demostró buena técnica pero un tanto fría y Juan Pablo Llaguno perdió la oportunidad de cortar orejas a un lote muy potable.
Muy buena entrada, sin llegar al lleno de la final del pasado año, pero como tres cuartos largos, noche muy agradable y cordura en la presidencia de D. Gabriel Fernández. Los «cantaores» de flamenco absolutamente fuera de lugar.
3 respuestas a «8 novillos, 8»
Los novillos de Juan Pedro más que toros parecía «carretones», noblísimos pero sin peligro ni emoción alguna, ni un mal gesto, transmitiendo la sensación de que allí no podía pasar nada en ningún momento. El toreo es arte y emoción a partes iguales, si falta la emoción no hay toreo. Esto es lo que pasó el jueves pasado con los animales de Juan Pedro: no hubo emoción… no hubo toreo. Con esta premisa, la noche de los 8 novillos se hizo eterna y no veíamos el momento de salir de la plaza.
Me voy para Huelva, unas buenas gambas y pescado al medio día y por la tarde-noche el mano a mano soñado. A ver qué pasa.
Ayer en Huelva los toreros sí estuvieron a la altura de las espectativas, pero los toros muy por debajo, lo que hizo que nos entretuviéramos pero sin alcanzar ni por asomo las espectativas creadas por el mano a mano entre las dos mayores figuras del momento. Por cierto, en la crónica de Carrasco se apunta que Manzanares cortó una oreja a cada toro, pero no fue así ya que al primero no le cortó nada y al tercero le cortó las dos orejas.
En de los novillos de Sevilla, toda la razón Sr Pasmo, cero emoción
En lo de Huelva, mucha envidia por no haber ido